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LA INTRAHISTORIA

Todos somos Roelio

Pontevedra se vuelca con la mascota ‘más fea del mundo’. Apoyo ante el Haro, hoy se repartirán 12.000 pegatinas entre el público.

Roelio, junto a la presidenta y canteranos.

Nadie sabe muy bien de dónde ha surgido la encuesta, qué criterios demoscópicos se han seguido ni el universo de la muestra, pero lo cierto es que alguien ha publicado que Roelio, la mascota del Pontevedra, es ‘La más fea del mundo’, y eso es lo único que interesa para esta historia.

Nada más llegar la noticia a la capital de las Rías Baixas el club dio toque de corneta. La primera respuesta vino por boca del propio Roelio que en declaraciones a las cámaras del Telediario de TVE dijo: “¿Que me acusan de ser la mascota más fea del mundo? Eso será porque los de ese jurado no se han mirado nunca en un espejo. Yo soy un hueso de lo más hermoso y honrado”.

Roelio es una mascota de cartón piedra con un enorme cabezón en forma de hueso que para algunas malas lenguas más bien se asemeja a un pene ‘en posición de prevengan’, que los que han hecho la mili saben lo que quiero decir.

Como diría un paisano, la mascota ‘juapiña, juapiña non é’, para qué nos vamos a engañar, pero Roelio representa la simbología de los mejores valores granates, una fusión híbrida de testosterona testicular en forma de cabeza de fémur, ese hueso bajo el que se construyó en los años 60 la épica granate. No se sabe muy bien cómo empezó aquello del ‘Hai que roelo’, quién pronunció por primera vez ese eslogan y patentó su iconografía racial. Ni siquiera Alfredo Relaño lo ha podido averiguar, que es esto algo que no le deja dormir por las noches. Lo único que se sabe es que un día de la temporada 65-66, cuando el Pontevedra asaltó los primeros puestos de la Liga, un diario tituló que era un hueso duro de roer. Pocos días después, en un desplazamiento a Las Palmas, Roldán vio en un fondo del estadio insular una pancarta con el lema del ‘Hai que roelo’ y el hueso cruzado sobre el escudo a modo de dos tibias filibusteras, quizás en homenaje a Benito Soto, el último pirata pontevedrés. Aquella pancarta la habían colocado allí unos emigrantes gallegos. La foto salió publicada en un rotativo y se convirtió en el mejor embajador de la ciudad y de Galicia. El Celta y el Depor estaban en Segunda.

Los aficionados iban a Pasarón con enormes huesos de ternera, es de suponer que después de haberlos cocido y sacado el tuétano para el caldo. Incluso unos balleneros de Campelo regresaron de una marea en Groenlandia con un hueso de cachalote que llevaron a Pasarón nada más tocar tierra. Como momento más memorable de esa ‘era ósea’ queda sin duda aquella pancarta que los aficionados del Atlético de Madrid, entonces líder, diseñaron especialmente para su visita al Pontevedra, segundo clasificado con dos puntos menos. Se les vio por la zona vieja de la ciudad tomando vinos y portando una sábana en la que se leía ‘Llegó el can’, y un dibujo de un mastín vestido de rojiblanco devorando un huesecillo de pollo con el escudo de nuestro club.

Aquello provocó un ataque de orgullo en la ciudad y a la hora de partido una peña acudió con otro cartel en el que se veía un perro caniche con el escudo atlético y al lado un gigantesco hueso y la leyenda ‘Pouco can para tanto óso’ (Poco perro para tanto hueso). El Pontevedra acabaría ganando con gol de Odriozola y se pondría líder de Primera. Fue esa la semana en la que se comentó que el equipo granate había sido portada del Pravda con una foto de Cholo, el capitán, conduciendo el trolebús urbano, que aparcaba cerca de Pasarón antes de los entrenamientos y de los días de partido. “En la Liga de los capitalistas españoles el líder es un equipo proletario” dicen que tituló el órgano del PCUS, aunque no estaban entonces los tiempos como para ir al quiosco a comprar un periódico soviético y comprobar si era cierto.

Al Pontevedra la encuesta de marras le ha salido redonda. El orgullo local se ha disparado de nuevo al haberse mancillado el honor de su mascota y el club repartirá 12.000 pegatinas con el lema ‘Yo también soy Roelio’. La venta de entradas se ha triplicado en apenas unas horas y Pasarón es posible que cuelgue el ‘no hay billetes’ esta noche en el último partido de la fase de ascenso a Segunda B. Tienen que remontar un 1-0 en contra del partido de ida en Haro. Roelio ya ha marcado el primero.