Ganar a los béticos sacaría al Racing del camino al abismo
Los tres puntos de hoy también son vitales para el Betis que si logra la victoria firmaría el ascenso de manera matemática a Primera (20:00, Canal+ 1).
Hace casi exactamente un cuarto de siglo, el 27 de mayo de 1990, el Betis llegó a Santander ya ascendido a Primera y, sin embargo, se empleó a tope, ganó 1-3 y mandó al Racing a 2ªB. El segundo de los tantos lo marcó el máximo goleador de Segunda aquella temporada: Pepe Mel. El entrenador del Betis, por tanto, esta tarde regresa al lugar del crimen.
La situación hoy, sin embargo, es diferente. Tras el partido quedarán todavía tres jornadas para intentar arreglar un posible descosido y el Betis sí que se juega algo. No mucho, porque va sobrado para ascender, pero lo cierto es que matemáticamente aún no es equipo de Primera y con los tres puntos de El Sardinero rematarían su faena.
La diferencia en la tabla entre el Racing y el líder es sideral, pero en Segunda, a un partido, no existe el desnivel que hoy, en casos análogos, puede haber en Primera. Que hay partido, vamos. O eso les ha dicho Munitis a los suyos. El del Pesquero ha ganado en El Sardinero al Barça, al Madrid, al Valencia, al Athletic, al Atlético, al Sevilla y, sí, al Betis. Es más, si le da por las batallitas, les puede contar a sus chicos que vistió de verdiblanco cuando metieron cinco al Barça, cinco al Atlético y cuatro al Madrid. O sea, que torres más altas sí que han caído.
Para esta tarde la apuesta del Racing es, claramente, al ataque. A Andreu, lesionado, le suple el mucho más ofensivo Miguélez. Así, Fede San Emeterio, hoy más Pitbull que nunca, será el único centrocampista puro. Por delante Concha, Miguélez, Quique, Álvaro y Mamadou. Como cuando el fútbol era en blanco y negro.
Enfrente, una máquina de golear que, algo es algo, lleva cuatro jornadas encajando.
Otra lesión: El tobillo de Mario le vuelve a fallar
El capitán del Racing lleva una temporada aciaga en el capítulo de lesiones. La más recurrente es la que padece en su tobillo derecho y que ayer ha vuelto a hacer de las suyas. Nada más comenzar la sesión, Mario, al lanzarse a detener un balón al palo derecho, dio un fuerte grito y, tras un largo rato, se quitó la bota y abandonó, cojo y abatido, el estadio.