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ESPANYOL

Casilla y Víctor Sánchez confían en el milagro del último partido

"Que se lo pregunten a Corominas", comenta el meta perico. "Hay que tener siempre fe y agarrarse a cualquier opción", añade el mediocentro.

El gol de Coro dio la salvación 'in extremis' al Espanyol en 2006.
ENRIC FONTCUBERTA

En el fútbol, como en la religión, tiene cabida la fe: estás obligado a creer en los milagros. “Y si no, que se lo pregunten a Corominas”, dice Kiko Casilla. Que el Espanyol finalice la Liga en séptimo lugar, cuando para ello debe producirse una carambola (los pericos deben ganar al Celta, el Málaga no vencer al Sevilla, el Rayo Vallecano sumar los tres puntos ante la Real Sociedad y el Athletic perder en San Mamés con el Villarreal) es lo que se podría llamar un milagro. 

Y la plantilla cree en ello porque su experiencia en el fútbol les ha demostrado que, en ocasiones, no hay lógica posible. “Siempre tienes que agarrarte a todo lo que tengas. A mí me paso en la temporada 2009-10 cuando jugaba en el Xerez. Habíamos estado toda la Liga últimos y ya todos nos daban por descendidos, pero llegamos a la última jornada con una única opción de salvación. Nosotros teníamos 33 puntos y Racing, Málaga, Valladolid y Tenerife 36. Teníamos que ganar y que perdieran tres de esos equipos. Estuvimos a punto de salvarnos, pero ya fue un milagro. Nosotros empatamos ante Osasuna y Tenerife y Valladolid perdieron. El Málaga empató con el Real Madrid. Dos goles hubieran cambiado todo”, relata el mediocentro, que es optimista: “La idea es que tenemos que luchar y ganar. Ya veremos los resultados y ojalá nos enteremos de que nos vamos a Europa. Sería una locura. Hay que tener fe”, añadió.

También vivieron una situación parecida, aunque finalmente amarga, Kiko Casilla y Abraham González cuando militaban en el Cádiz, curiosamente en la misma campaña que Víctor Sánchez lo hizo en el Xerez. “Los milagros existen y más en el fútbol. Hasta el último minuto tienes que estar pendiente porque un gol lo puede cambiar todo. En el último partido, y más los equipos apurados, pueden conseguir cualquier cosa. Hay que tener fe porque siempre hay sorpresas y puden ocurrir circunstancias no previstas”.

Como le pasó a ese Cádiz. “Llegamos a la última jornada con 47 puntos, en zona de descenso, pero con el convencimiento de que una victoria nos salvaría. Había cuatro equipos con 49 puntos y era muy difícil que todos ellos ganaran. Pero así ocurrió y acabamos descendiendo. No falló nadie de abajo. Fue un palo bastante duro, porque no era lo lógico”, manfiestó.

Víctor Sánchez y Kiko Casilla, ambos titulares mañana en Balaidos, esperan que en esta ocasión impere de nuevo la ilógica y sea el Espanyol el séptimo. Una prueba más de que los milagros existen.