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ESPANYOL

La ilusión regresó con Sergio

El entrenador cumple la principal promesa que hizo en su presentación: reenganchar a la afición de Cornellà. El equipo ha luchado hasta el final tanto en Liga como en Copa.

Los jugadores del Espanyol celebran el momentáneo 1-1 de Stuani en el encuentro del domingo ante el Real Madrid.
CARLOS MIRA

Acaso la más radical diferencia entre el fútbol y la política sea que sobre el césped, en ocasiones, incluso las promesas se cumplen. Y así ha resultado esta temporada con el entrenador del Espanyol. Hace prácticamente un año, el día 28 de mayo de 2014 durante su presentación, se propuso “que la gente tenga ganas de ir al campo, que le haga ilusión ir al estadio”. Y la formidable despedida al curso en Cornellà del domingo, una vuelta de honor en perfecta comunión entre los jugadores y la grada que ni el contundente 1-4 ante el Real Madrid pudo empañar, evidencia que el objetivo se ha colmado.

El conjunto perico ha brindado a su afición una temporada apasionante, lejos de la mediocridad —en lo que a resultados y lucha por objetivos ambiciosos se refiere— de los anteriores cursos. La excepcional campaña en la Copa del Rey contribuyó a ese apego de los seguidores a su equipo, pero el detonante para que la despedida estuviera repleta de aplausos y vítores ha sido sin duda un tramo final repleto de lucha. Los jugadores se propusieron acabar con la dejadez de anteriores temporadas, una vez consumada la permanencia, y reivindicarse ante los suyos incluso sin saber si realmente acabarían teniendo opciones de recalar en Europa: ganar para gustar. Y lo han conseguido. Incluso, pese a que son remotas, llega el equipo blanquiazul a la última jornada con posibilidades matemáticas de ser séptimo, algo impensable —por ejemplo— tras el desesperante empate ante el Elche de inicios de abril.

Punto de inflexión. Ese 1-1, restituido solo cuatro días después con una brillante goleada al Villarreal, supuso un punto de inflexión como meses antes lo había sido la conjura entre futbolistas y cuerpo técnico vivida después de las tres primeras jornadas de Liga o la victoria ante el Levante, en Cornellà, a finales de noviembre bajo un fuerte aguacero.

Con todo, la plantilla con Sergio al mando han conseguido devolver la ilusión a una afición ávida de vivir alegrías. El resumen de ese carrusel de emociones lo hacía ayer uno de los jugadores, Álvaro González: “Este año nos hemos quedado a un partido de depender de nosotros mismos para luchar por Europa y a un partido de la final de Copa”. No han alcanzado la orilla, pero han remado hasta el final. Han hecho suyo ese lema tan propio de la Curva, y de la afición en general: el ‘Never Surrender’ (nunca rendirse).

“Si el año que viene continuamos como estamos y damos un pasito más, conseguiremos todo lo que nos habíamos propuesto”, aseguró Álvaro, “satisfecho” y “contento” por la marcha de un equipo que ha dado más alegrías que decepciones y, por tanto, ha mostrado el camino a seguir.

De todos modos, al Espanyol aún le resta una jornada para tratar de dar la machada, ganar al Celta y esperar una improbable carambola, o cuando menos puntuar y lograr así la mejor clasificación del Espanyol en toda la última década.