'Análisis perico': al Espanyol le faltó gasolina el día de la ilusión
El cambio de sistema de Sergio, que apostó por un 5-3-2, ahogó al Real Madrid hasta que el Espanyol se quedó sin aire. Europa depende de una carambola.


Única bala. La séptima plaza está a años luz pese al esfuerzo del Espanyol, que se empecinó con su coraje en mantener viva la llama que ayer, incluso, llegó a estar en algún tramo del partido a un solo gol de depender de sí mismo en la última jornada. Sólo queda en juego una carambola, pero lo importante es haber llegado a este punto, peleando por ese reto, el que le pertoca al equipo perico por historia. La vuelta de honor de la plantilla y el homenaje de su gente ejemplifican la química entre jugadores y afición, fruto de un año en el que se ha recuperado la ilusión desde el terreno de juego.
Visionario. Cual tablero de ajedrez, Sergio González mueve peones, alfiles y torres de lugar, en función del rival, con notable éxito. Así alineó un 4-3-3 en Ipurua y ayer sorprendió con un 5-3-2, sistema que utilizaba por primera vez en la temporada, con el objetivo de perseguir al Real Madrid hombre a hombre por todo el campo y de salir al contraataque con esas alas flotantes, que tantos kilómetros recorrieron ayer. Le salió bien la jugada. El Espanyol ahogó al Real Madrid y tuvo posesiones largas, que incluso levantaron los aplausos del Power8, entregado ayer más que nunca a su equipo, por el coraje y por el juego fluido.
Kilómetros. El derroche fue gigantesco, sobre todo de los tres mediocentros. Javi López y Víctor Sánchez se multiplicaban en defensa y en ataque, tanto les daba robarle balones a Cristiano y Bale que finalizar jugadas, como el catalán, que tuvo en dos remates un gol que hubiese resultado clave para el equipo. Acabó el partido como pudo. Esa fue la virtud y la carencia del Espanyol, que derramó toda la gasolina en 60 minutos y el Real Madrid lo aprovechó corriendo a campo abierto. Ahí es el mejor.
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La grada. Pese a los muchos madridistas que habían comprado entrada, y algunos cánticos de apoyo a Iker y a Cristiano, la afición perica animó y vibró como pocas veces había hecho en Cornellà-El Prat. Se notaba que, ocho años y un día después de la final de Glasgow, algo había en juego. Pero también fue un último partido en casa de reivindicaciones y despedidas. “Reestructuración del Consejo”, lució una pancarta de la Juvenil. “Sergio, quédate”, fue el cántico más repetido. Los futbolistas dieron la vuelta de honor como agradecimientos al apoyo de la aficón durante toda la temporada. Y algunos aprovecharon para despedirse, como Mattioni o Colotto. ¿También Lucas, Sergio, Stuani y Moreno? Eso se empezará a saber en las dos próximas semanas, en las que la renovación de Perarnau y el proyecto deportivo marcarán la actualidad.
El futuro es verde. Pero aunque Europa se ve ahora imposible, seguro que volverá a crecer la hierba en Cornellà-El Prat porque la cantera está firmando el mejor año de su historia en cuanto a títulos se refiere. Hasta siete han conseguido ya los pericos. Ayer le tocó el turno de celebrarlo a Benjamín A, B, Infantil Femenino y Juvenil B. Buen augurio en un día duro como el de ayer, donde, además, los vecinos campeonaron.



