ATLÉTICO DE MADRID - BARCELONA

Atlético y Barça no pagan el adiós de Courtois y Valdés

Ni en el Calderón se acuerdan de Courtois ni en el Camp Nou de Valdés; así piensan los gestores de ambos. Los dúos Oblak-Moyá y Bravo-Ter Stegen han funcionado.

PASO AL FRENTE. Oblak tuvo que esperar a la lesión de Moyá para tener protagonismo. En la Champions le paró este penalti a Çalhanoglu.
Jorge García Hernández
Jorge García Hernández (Palma de Mallorca, 1978) es redactor jefe de Fútbol. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, es canterano del Diario As, donde entró en 2001. Fútbol base y Cierre como antesala a 15 temporadas siguiendo al Atlético de Madrid. Después, AS.com y Fútbol internacional.
Madrid Actualizado a

Las porterías del Atlético y del Barcelona han vivido dos historias paralelas esta temporada y ambas con un final feliz. Ni en el Calderón se acuerdan de Courtois ni en el Camp Nou de Valdés; así piensan los gestores de ambos. El Atlético tenía varios frentes abiertos en el mercado durante el pasado verano, uno de ellos era afrontar la marcha de Courtois tras la espantada final de Mourinho, que invalidó un acuerdo de cesión ya cerrado. Eso obligó al club a gastarse 3 millones en Moyá como opción veterana y 16 en Oblak, un diamante por pulir que apenas superaba la veintena.

La estrategia estaba clara, el esloveno era una apuesta a largo plazo y el balear llegaba para apuntarla con su experiencia si fuera necesario. Y lo tuvo que ser. La rotura del psoas que sufrió Oblak en pretemporada, obligó a un cambio de planes. Moyá dio un paso al frente, fue titular, estuvo más que correcto viviendo permanentemente con la sombra de Courtois sobre él en cada atajada. En esas, a Oblak se le observaba un crecimiento notable en los entrenamientos y se le dio la oportunidad. Pero en Atenas no tuvo suerte y en la Copa sembró dudas. Sin problemas, porque Moyá respondía hasta el momento crítico.

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Salto. En octavos de la Champions el balear cayó lesionado y el esloveno tomó el testigo de forma más que brillante. Ha confirmado la apuesta y lo que se pagó por él, su horizonte es más que esperanzador. Ha recibido 17 goles en 19 partidos, dejando su portería a cero en 10 encuentros. Nadie lamenta la falta de Courtois en este momento, más allá de que hablamos también de uno de los mejores del mundo. En Barcelona se ha vivido una situación parecida. Zubizarreta acertó en su decisión más difícil. Había que cubrir el hueco de uno de los mejores porteros del mundo, que además llevaba desde los 11 años en la casa. Un seguro y un referente en el vestuario. Para ello invirtió 24 millones divididos entre Ter Stegen y Bravo. Filosofía similar. El alemán está llamado a ser uno de los grandes, pero el chileno ya se manejaba con soltura en la Liga, donde además tiene fama de ser de los que contribuyen a la química del vestuario. Ter Stegen se lesionó en pretemporada y Bravo comenzó la Liga.

No ha habido razón para que Luis Enrique volviera sobre sus pasos y al alemán se le dio la Champions y la Liga. Jugará las dos finales. La sensación en Barcelona es que Ter Stegen camina por la senda de Neuer y se piensa que en dos años será un portero que marque las diferencias, pero hoy no será él quien ocupe la portería en el Calderón. Estará Bravo, el virtual Zamora de la Liga. El chileno ha encajado 19 goles en 36 partidos.

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