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ESPANYOL

A dos pasos del sueño europeo

El Espanyol se ha rebelado ante el sambenito de los tramos finales y de su mal bagaje a domicilio, hasta el punto de que la séptima plaza ya es un objetivo real.

Sergio García celebra su gol ante el Granada. Ya lleva 12 y ha participado decisivamente en otros ocho con asistencias.
Pepe Villoslada

El sueño es más real que nunca. A solo cuatro jornadas —y 12 puntos— para el final de Liga, el Espanyol se asoma a la séptima plaza, marcada por el Málaga, que queda a solo dos puntos tras la victoria ante el Granada. Sumar otro triunfo, ahora contra el Rayo Vallecano, se antoja imprescindible para que la ya firme candidatura se convierta en una plaza europea.

Sergio García, medio camino. Abrió con un golazo la senda de la victoria en Los Nuevos Cármenes, como tantas otras veces, sumando su décimosegundo gol e igualando el mejor registro de su carrera (que alcanzó el curso pasado). Con 12 tantos y ocho asistencias, Sergio García ha participado directamente en 20 de los 41 goles del Espanyol en esta Liga: la diferencia entre estar soñando o sufriendo por el descenso (o haber bajado, directamente).

Tridente de 30 goles. Pero los 12 goles del capitán no son el único motivo de la esperanzadora clasificación del Espanyol, sino la punta del iceberg. Sin abandonar el capítulo realizador, el tridente perico ya suma 30 dianas: las del capitán más nueve de Felipe Caicedo y otras nueve de Cristhian Stuani. Son la quinta tripleta atacante más goleadora de esta Liga, solo por detrás de las de Barcelona, Real Madrid, Atlético y Sevilla.

Invictos a domicilio. Otro factor decisivo para haber logrado la permanencia matemática y estar luchando ahora por Europa se halla en la mejoría del equipo a domicilio, donde hace casi dos meses, desde el 8 de marzo en Anoeta, que no pierde. Ha enlazado el Espanyol dos victorias —contra Villarreal (0-3) y Granada (1-2)— y dos empates —ante Deportivo (0-0) y Levante (2-2)— en sus cuatro últimas salidas. Están a solo cuatro puntos de igualar el registro fuera de la 2004-05, la del quinto puesto con Miguel Ángel Lotina.

Autoafirmación. Precisamente esa mejoría se produjo, exceptuando accidentes como el día del Elche o el derbi, para evitar ese sambenito que acompañaba al equipo en las últimas temporadas, que supuestamente se dejaba ir en las diez jornadas finales. La plantilla se ha autoafirmado y ya suma 11 puntos en ese tramo, cuando en los cuatro cursos anteriores nunca había pasado de nueve. Y la mejor clasificación de la década está a solo cinco puntos.

Todos importantes. Tan crucial como ese compromiso ha sido en el vestuario el hecho de que todos los jugadores se sientan importantes, lo que vivió su momento cumbre en el decisivo gol de Montañés contra el Granada. Lo mismo sucede con Abraham, Víctor Álvarez o Duarte, comodines que en algún momento de la temporada (como el actual) se han convertido en piezas clave.

La grada. El triunfo del jueves permite, además, respirar en el resto de estamentos. Y hace que el partido ante el Rayo sea tan crucial que anula cualquier debate en la grada: solo valdrá animar para que el equipo se sienta arropado en la lucha por una meta, al fin, ambiciosa.