SEVILLA 2 - RAYO 0
Un Sevilla infatigable
Iborra y Carriço resolvieron el partido en la primera mitad ante un Rayo fallón ante Rico. Los de Emery, 66 puntos, adelantan al Valencia (65) momentáneamente.
Obsesionado con alcanzar la Champions por lo civil o lo criminal, vía Liga o Europa League, el Sevilla también despachó al Rayo en medio tiempo y adelantó por un día al Valencia, que siente la presión de un equipo infatigable en el esfuerzo e inaccesible en su estadio. A pesar de la gravísima lesión de Pareja y de las ausencias de Beto y Vitolo, juega el Sevilla estos días movido por la fe y el optimismo, muy seguro de sí mismo. Emery alineó siete caras nuevas respecto al once de San Petersburgo pero el Sevilla ya ganaba el partido al cuarto de hora después de un gol de Iborra, el Fellaini de Emery. El valenciano ya lleva seis goles este año.
El Rayo había empezado asomándose con buenas maneras a Sergio Rico con Kakuta al mando de las operaciones pero el gol de Iborra y la lesión de Amaya le deprimió y ya no se recuperó en toda la primera parte. Gameiro, el héroe de emergencia de Rusia, estuvo cerca del 2-0 que sí encontró Carriço. El portugués dedicó su cabezazo a Pareja. Luego, el Sevilla se dedicó a vivir de las rentas y economizar esfuerzos. El Rayo, a cambio, fue algo inofensivo. Jugó con mucho estilo pero no probó lo suficiente a Rico, que sí ofreció esta vez sobriedad y seguridad e hizo dos paradas de mucho mérito. Kakuta, grandes condiciones, mandó al limbo un cabezazo que era medio gol. Pozuelo tampoco acertó en un contragolpe que no leyó correctamente y Trashorras se quedó a un milímetro del gol casi al final.
A Emery le dio tiempo a premiar con minutos a Deulofeu y Aspas, las dos víctimas de su exigente método y la profundidad de la plantilla. El Sevilla voló en algunas contras que no terminaron en gol de milagro (fallaron Denis, Reyes y Deulofeu, al que la grada censuró otra decisión egoísta que evidenció el estado de ansiedad del catalán), pero le pareció suficiente con alargar su tremenda en racha en casa y pensar en lo que se le viene encima. Pase lo que pase, porque el éxito final es a veces hasta una cuestión de azar, su temporada ya merece un aplauso.