ESPANYOL - BARCELONA
Hoy hace cincuenta años que correr es cosa de cobardes
Tomó prestada Rexach la frase “correr es de cobardes” del bético Rogelio y la llevó a la leyenda. Se cumplen hoy 50 años del debut de Charly como jugador del Barça.
Tren, cine, misa y gol. Carles Rexach recuerda así su debut: “Yo llegué de jugar en Alemania con la selección juvenil. Era un viernes por la mañana, con el chándal del escudo del águila en la pechera. Pasé por el Camp Nou por casualidad y era una de esas épocas en las que el Barça iba fatal —como siempre por aquel entonces— y el entrenador, Sasot, me pilla en un pasillo y me dice: usted, Rexach, ¿se ve con el ánimo de jugar el domingo en Santander? Y yo le respondo que sí. Y él me dice, pues corra que a las siete tenemos que estar en la Estación de Francia. ¿Nervioso? Para nada. Compartí coche-cama con Olivella. Me estiré en la litera y dormí toda la noche. Trac-trac-trin-trin. Parábamos en todas las estaciones y apeaderos. Llegamos por la mañana. ¡Es que esto de viajar en el día es un chollo! Bueno, a lo que iba. Llegamos y yo era el niño de un equipo en el que jugaban gente como Ré, Eladio, Olivella.... Nos entrenamos en El Sardinero el sábado por la mañana y por la tarde nos fuimos al cine, luego al hotel y el domingo por la mañana nos llevaron a misa y por la tarde a jugar. Yo quería jugar como delantero centro, pero estaba Ré y tuve que jugar de extremo. Marqué el primer gol del partido el día de mi debut. Y desde entonces, 25 temporadas saliendo en el póster”.
“Imposible enfadarse”. Juan Manuel Asensi, compañero y amigo, le recuerda así: “¿Cincuenta años ya de Charly? ¡Jó, qué viejo es! Recuerdo que le conocí antes de que yo llegara al Barcelona. En la Selección y por enfrentarme a él muchas veces. Siempre me cayó bien. Pero fue cuando llegué al Barcelona cuando vi su talla humana. Fue el primero que vino a preguntarme si me faltaba alguna cosa. Y era muy simpático. Es el catalán más gracioso que he conocido nunca. Cuando alguien me pregunta si los catalanes son serios, siempre les pongo a Charly de ejemplo para llevarles la contraria. Con Charly me meaba de risa y me sigo meando cada vez que nos vemos. No obstante, tengo que decir, y Charly lo sabe, que siempre quiso jugar en mi sitio. Yo era interior y él extremo y siempre daba la matraca porque decía que lo de la banda no era para él. Lo siento Charly, todos los entrenadores que tuvimos me dieron la razón a mí. Es imposible enfadarte con él; siempre tiene una salida. Por eso creo que el día que se vuelva a sentar con ‘El Flaco’, serán amigos de nuevo. Nadie puede con Charly”.
“El más inteligente”. Lobo Carrasco, que ‘jubiló’ a Rexach, le recuerda como “uno de los tipos más inteligentes” que conoció sobre un terreno de juego. “Comenzaba yo en lo profesional y él ya casi pensaba en salir, aunque le quedaban cosas que darnos. Recuerdo la final de Basilea. Después de adelantarnos, me hicieron penalti. Charly, siempre frío y seguro ante ese tipo de situaciones, falló. Y eso que nunca se ponía nervioso... Ese día Rexach marcó el tercer gol del equipo, pero me enseñó que en el fútbol, por mucha seguridad que tengas, nunca puedes bajar la guardia. Modélico y cerebral, explotó su inteligencia hasta razonamientos tremendos, como el que nos hizo en el descanso de un partido en Atocha. Jugábamos ante la Real Sociedad y al descanso, con una clara ventaja, sentado, tomando aire, se dirigió al equipo y dijo que a él le diéramos el balón al pie, que correr era de cobardes. ¿Cómo? Pensé. ¿Cómo decir eso si nosotros teníamos a Neeskens, que lo peleaba todo. Ese era Rexach”.
“Evitar males mayores”. Ramon Alfonseda recuerda una de las mejores anécdotas de Charly: “Siempre le admiré. Capacitado para todos los registros. Recuerdo una tarde de 1970. Sánchez Pizjuán, ganamos 0-1, con gol de Charly. Y marcó por tener miedo al defensa, que acabó empotrado en la portería. La jugada nació por un error del portero, robé el balón y me llevé el trompazo del defensa. La pasé a Rexach, que cuando vio cómo iban a por él los defensas, decidió rematar a portería para evitar males mayores. El balón salió botando, fatal. Boing, boing, y la pelota entró porque Charly se la quitó de encima”.