REAL VALLADOLID 2 - MIRANDÉS 1
El Valladolid sufre para ganar a un Mirandés descarado
Los goles de Roger y Óscar dieron los tres puntos a los pucelanos, que ahora se ponen a dos puntos del ascenso directo a Primera División.
Tres minutos de magia, con goles de Roger y de Óscar, le bastaron al Valladolid para llevarse la victoria en el derbi. Los blanquivioletas ganaron, pero no convencieron. Siguen en la pelea por el ascenso directo, pero aumentan las dudas respecto a su estado físico que le hizo terminar pidiendo la hora ante un Mirandés que dominó la segunda parte y tuvo ocasiones para igualar el partido. El gol de Juanjo reactivó a los mirandeses que fueron muy superiores tras el descanso.
Y es que el Valladolid y el Mirandés jugaron un partido más igualado de lo esperado. Después de tres semanas perdiendo, los de Rubi volvieron a la dinámica ganadora, jugaron una primera parte aceptable, pero se hundieron en la segunda. Este Valladolid es como una migraña. Tras un dolor insoportable durante toda la semana, en la que le molesta la luz y el ruido, se tomó un sumatriptan, en forma de goles, que le alivió 45 minutos. Le bastó para irse al descanso con dos tantos en tres minutos. Óscar metió un pase interior a Roger, que se midió en carrera con el central y fusiló a Razak. Como ha echado de menos el Valladolid a este nueve. Ya lo tiene y el equipo se agarra a él. El valenciano fue protagonista también del segundo tanto al arrastrar a los defensores para que Óscar entrara solo en el área y anotara. Culminaban así 25 minutos de buen fútbol, en los que el Valladolid se pareció a lo que debería ser, ya que antes de los goles, Razak sacó debajo de los palos un remate y Kijera estrelló otro en su propio larguero. Parecía un monólogo. Sin embargo, con 2-0 el Mirandés no se dio por vencido. Buscando una y otra vez a Urko Vera trató de llegar a la portería de Varas sin suerte. Sólo Pedro Martín y Carnicer crearon algo de peligro, pero sin fortuna.
Superados. Tras el descanso, el efecto del medicamento se pasó para los pucelanos y llegó el periodo de ‘atontamiento’. Terrazas quitó a Vera para meter a Juanjo, quien introdujo en la portería de Varas el primer balón que tocó. Recibió un centro desde la izquierda, se hizo hueco entre Rueda y Peña y fusiló al meta del Valladolid. Los nervios volvieron. Más al césped que a la grada.
El Valladolid quería, pero no podía. Un poco por el mal estado físico, otro poco por el miedo a perder los tres puntos… Lo cierto es que los blanquivioletas veían pasar a los jugadores mirandesistas como aviones. No lograban parar a los de Terrazas y vieron como Juanjo volvía a rematar ante Varas tras otro gran pase de Pedro Martín, el mejor de los suyos. Era el mundo al revés. El humilde Mirandés acorralaba, creaba ocasiones y no dejaba salir a un Valladolid sin fuerza, sin ideas, sin físico, sin confianza, que se rompía en cada ida y vuelta. ¿Quién aspiraba a subir directo?
La mejor noticia para los locales fue el pitido final. Al fin y al cabo, el fármaco tuvo efecto, pero te deja con una sensación de atontamiento otra semana. De no saber si la victoria es un síntoma de mejora o sólo una consecuencia de un tratamiento a un grave problema. Por su parte, los visitantes, pese a la derrota, se van orgullosos del partido realizado y con la moral en vencer a Las Palmas la semana que viene. Y bien que se celebraría en Valladolid.