El Granada es el primer rival blanco en busca del pleno al diez

En la Liga del Clavo Ardiendo (cinco puntos remontados al Barça en las diez últimas jornadas), el Madrid confió más en su fe que en sus probabilidades. Nueve años después, en la misma latitud y con cuatro puntos de desventaja, el Madrid confía más en sus probabilidades que en su fe. La diferencia es sustancial. Más que al coraje y la historia, se apela a los números. El mismo equipo que ganó esta temporada 22 partidos consecutivos debe enlazar diez victorias seguidas para cerrar el campeonato. En ese cálculo se establece la aspiración madridista al título, regalos del Barcelona incluidos en el pack de los sueños.

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No es sencillo, pero tampoco descabellado. En el fútbol, la vida cambia en una semana y venimos de un parón de trece días comparable a la eternidad. Del Virus FIFA no hablaremos para no ofender al Granada. Sólo mencionaremos la fragilidad de los estados de ánimo. Se entenderá mejor si el Madrid gana esta mañana (sigue el partido en AS.com) y el Barcelona no vence esta noche. Entonces la fe volverá a ser más fuerte que la probabilidad.

Entre las razones para el optimismo, el madridismo añade hoy el regreso de James, después de dos meses lesionado. La esperanza es que el efecto del colombiano sobre el juego sea tan revitalizador como el de Modric. La ilusión es que con ambos regrese la alegría perdida, la voracidad feliz, el aire fresco.

Las inquietudes del Granada tampoco son menores. Transita a dos puntos de la salvación y hay quien asegura que el equipo de Abel está más concentrado en el Celta y el Almería, siguientes compromisos, que en el duelo contra el Madrid. Podría ser, pero nada estimula tanto a un suplente como reivindicarse en el Bernabéu y nada libera tanto como saberse condenado.

Con Pepe lesionado y Carvajal de descanso, Arbeloa y Varane son las otras novedades de un Madrid en el que apetece ver a Bale, todavía impregnado de efluvios galeses, y a Cristiano, casi dos semanas imaginando goles. Frente a ellos se presenta un rival que fía su suerte a los caprichos del fútbol y a la peculiaridad del domingo de Resurrección. Cosas más raras se han visto.