RAYO 1 - MÁLAGA 0
Kakuta frena las aspiraciones europeas del Málaga de Gracia
Un gol del delantero francés sirve para que el Rayo encadene dos victorias consecutivas y se asiente en zona tranquila. Los andaluces frenados en su objetivo europeo.
Cansado de remar contracorriente, el Rayo saltó a Vallecas dispuesto a llevar la iniciativa y ser dueño de su destino. Izó velas rumbo a Europa, recortando millas al Málaga y confirmando su buen momento: cuarta victoria consecutiva en su feudo. El capitán de la nave, Paco, premió a Embarba y, junto a Tito, fueron los únicos cambios respecto al once que venció al Granada. El míster dio continuidad a Leo Baptistao que lo intentó, sin fortuna, antes de retirarse lesionado. La suerte puso sus ojos en otro, en Bueno que, aun sin marcar, sigue siendo fundamental.
Apenas comenzaba el partido, Baena lo intentaba a la media vuelta y el rechace en un defensa terminaba en los pies de Trashorras para irse fuera. La mejora del Rayo se ha cimentado en la efectividad en ataque y en la confianza en defensa. Cristian tapó un remate a Castillejo cuando estaba solo ante él. El viento soplaba a favor y se barruntaba gol. La magia y la efectividad se dieron la mano: Bueno centró y Kakuta cabeceó el 1-0. Al filo del descanso, Jaime Latre no vio un penalti a favor del Rayo por una mano de Angeleri.
Bueno cogió el guante de Paco cuando le planteó el reto de llegar a los 20 goles esta temporada y nada más reanudarse el partido avisó, desde fuera del área. El madrileño fabricó una volea con la diestra tras enganchar un pase de Trashorras que despejó Kameni. A la vez, Manucho iba cogiendo galones, cabeceando los centros que le llegaban desde ambas bandas. Baena olisqueaba el gol. El Rayo no daba tregua, pero el Málaga quería pescar en la marejada de Vallecas. Aún así tampoco intimidó demasiado.
En pleno tira y afloja, Angeleri terminó en la calle por dos acciones para frenar a Bueno y, a partir de ahí, se sucedió un carrusel de amarillas para los locales, aunque un manotazo de Weligton en la cara de Licá se quedó sin castigar. La nave franjirroja continúa viento en popa. Europa ya no suena a cantos de sirena.