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CASTILLA 0 - SOCUÉLLAMOS 2

El Socuéllamos sorprende a un Castilla sin chispa y con diez

El filial jugó con uno menos desde el minuto 24, le pitaron un dudoso penalti en contra y reclamó tres a favor que no le señalaron. 1.500 seguidores visitantes en las gradas.

El Socuéllamos sorprende a un Castilla sin chispa y con diez
CHEMA DIAZDIARIO AS

El Castilla se ahogó en la marea azul. El Socuéllamos visitó el Di Stéfano arropado por 1.500 aficionados y se llevó un preciado botín en forma de tres puntos ante un filial blanco perjudicado una vez más por las decisiones arbitrales. Un claro penalti escamoteado (más otros dos que reclamó), otra pena máxima en contra más que dudosa y una expulsión (merecida) a Álvaro, que dejó a los de Zidane con diez más de media hora.

El encuentro pintaba en blanco en el primer cuarto de hora. Llegado a ese punto, Ruiz Álvarez no señaló un claro penalti de Pelegrina sobre De Tomás, que, para colmo, le valió la amarilla al delantero por protestar. Cuatro minutos después, la estrategia le dio al Yugo el primer gol. Fue en un saque de esquina, la pelota dio en Noblejas en su intento de despejar ante Jacinto y el esférico le quedó muerto a Pelegrina para batir a bocajarro a Yáñez.

Sin que el Castilla tuviera tiempo a levantarse, Álvaro se ganó merecidamente la expulsión al propinar un puñetazo en la cara a Bienve. Con el árbitro delante, para más inri. Una roja de libro. Minuto 24 y el Castilla con uno menos para afrontar la remontada. Lo que restaba de primera parte pasó sin pena ni gloria, con alguna ocasión aislada y la afición socuellamina vitoreando con olés los pases de su equipo, mientras el Castilla esperaba al descanso para reaccionar.

Nada cambió en el panorama tras el intermedio. El Castilla siguió en su tono anodino y el colegiado empeñado en mirar todas las jugadas con el mismo cristal. Los blancos protestaron una mano de Jesús en el área en el 53’. Seis minutos después, Ruiz Álvarez sí señaló el punto fatídico, pero en el área madridista y por una jugada entre Varela y Ocaña que ni la repetición televisiva aclara. El propio Ocaña transformó el penalti con total parsimonia.

Como parsimonioso siguió el Castilla. Falto de hambre (apenas presionaba la salida de balón de los de García Cosín), sin chispa salvo algún destello de Burgui y con un discreto Odegaard. A ello sumamos a un Zidane que no movió el banquillo hasta el 74’ y obtenemos un Castilla que no emitía signo de vida alguno.

Los blancos reclamaron un tercer penalti (este no era) de Chato sobre Torró y Diego Llorente se llevó su ya habitual conmoción de cada partido al chocar con su compañero Mariano antes de que la caravana socuellamina pudiera emprender el camino de vuelta a La Mancha con una sonrisa de oreja a oreja.

El Castilla sólo ha conseguido una victoria en los últimos seis partidos.