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Otra joya de la cantera vasca

El canterano Iñaki Williams, un león que nació de una guerra

Su familia, liberiana, se forjó en un campo de refugiados. Firmará un contrato hasta 2017 que hará regresar a su padre de Londres.

Williams ha levantado el ánimo al equipo.
Williams ha levantado el ánimo al equipo. Juan Flor
AStv

Iñaki Williams (15-06-1994) es la gran esperanza del Athletic... y de su familia. Exiliados de Liberia a Ghana por la guerra, Félix Williams y María Arthuer se conocieron en un campo de refugiados cerca de Accra y huyeron a Europa hace dos décadas. El destino, sin atender a la brújula, les llevó a Barakaldo, donde vivieron un año y nació el león Willy, como le llaman sus compañeros. Aquel embrión les dará una segunda vida. Félix trabaja en Londres desde hace años y su mujer se dedicó a la limpieza. El contrato profesional que firmará hasta 2017 les reunirá de nuevo. En cuanto sume tres partidos (titular o entrando en el descanso), su cláusula pasará de 6 a 20 millones.

Las penurias laborales llevaron a los Williams a la zona media de Navarra, donde malvivieron de la recolecta y cuidado de animales. El traslado a Pamplona resultó clave para que Iñaki llamase la atención en el fútbol por velocidad y gol. Fue en el Club Natación, convenido de Osasuna, que jugaba junto a Tajonar. Su eclosión llegó a oídos de Javier Aristu, hoy directivo del Pamplona, entidad afiliada al Athletic y de la que salieron Iriguibel, Satrústegi, De Andrés, Ziganda, los Larrainzar, López Vallejo y Monreal.

Un movimiento rápido con un ojeador rojiblanco, Félix Burgui, situó a Iñaki en el Pamplona. Para cadetes, entrenaba de vez en cuando en Lezama. Ya había nacido su hermano Nicholas, otro rayo. A los 10 años dejó Osasuna por el Athletic y ya destaca en infantiles.

Había discrepancias sobre el espigado delantero, que lucía una cresta a lo Balotelli. No le veían suficiente talento y su raza llevaba a la reticencia sobre su evolución física. El agente Félix Tainta logró que, bajo un contrato, siguiera cedido en el Pamplona. Goleó hasta subir a los dos equipos juveniles. Su progresión no fue suficiente argumento y aterrizó en el verano de 2012 a prueba. No se decidió que siguiese hasta los últimos días, eternos para un chaval que se había hecho fotos de pequeño con la rojiblanca.

Fue subcampeón de Copa juvenil (35 goles). Pasó al Basconia, en Tercera, y pese a ser operado de menisco, a mitad de año ascendió al Bilbao Athletic (8 tantos en 14 partidos). Esta temporada ya le hizo un gol a un equipo del Madrid, al Castilla. Marcó el 1-0 definitivo en el 89’.

Reclutado. La idea es que este año se asentase en el filial, pero sus 13 goles, la lesión de Guillermo y el ostracismo de Sola llevaron a Valverde a ascenderle. Ha jugado once partidos. Hizo su primera diana en Turín. “¡La he metido, la he metido!”, gritó con algarabía.

Pisa tierra firme y se le puede ver de paseo por las cercanías del Guggenheim con su novia, estudiante de Enfermería. “Willy, eres más mediático que nosotros”, bromean en la caseta con él. “Alguna ventaja debe tener ser negro”, les contesta siempre sonriendo el chaval, que ha caído de pie por su humildad y ganas de aprender. Esas por las que pidió a Ziganda quedarse a rematar de cabeza tras las sesiones para mejorar.