Un partido entre la polémica de la Copa del Rey y la euforia local

Cada acto tiene una consecuencia y el destino se encarga del resto. Muy poco después de hacer oficial su negativa a acoger la final de Copa, el Madrid visita Bilbao. No se me ocurre mejor estímulo para el equipo anfitrión y la afición que llenará las gradas. A la rivalidad de tantos años se suma una polémica todavía humeante. A quince puntos de Europa, al Athletic le quedan sólo un par de batallas mayores hasta la final del 30 de mayo; el resto es calentar músculos. El primero de esos combates lo librará esta tarde (sigue el partido en As.com), animado por el rechazo; el siguiente el 29 de abril, contra la Real, jaleado por la vecindad.

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Se habla mucho del Clásico, pero hay un pedazo de Liga que pasa por San Mamés. Si el Madrid pierde, al Barça le bastará con ganar al Rayo para ser líder, a quince días de la gran cita en el Camp Nou. Lo saben los seguidores del Barcelona y empiezan a comentarlo los del Athletic. La venganza no siempre es un plato que se sirve frío.

En el Madrid, la duda declarada por Ancelotti es elegir entre Lucas Silva, Illarramendi o Khedira. El brasileño pasó casi inadvertido contra el Villarreal y sería de justicia que Illarra tuviera derecho de réplica. Hablaría, además, contra el equipo que le pretendió en el mercado invernal. La opción de Khedira (jugador en retirada) parece más remota, por desconcertante y surrealista. Dicho de otro modo: no se descarta.

Los problemas de Valverde son variados. Sin Iturraspe (lesión) ni San José (tarjetas), podría cubrir el pivote con Gurpegui, central los últimos años. Etxeita, Rico e Iraola son otras alternativas. Laporte, con gripe, será baja de última hora. Más adelante, no hay nubes. Aduriz suma 17 goles en competiciones oficiales y confirma que la treintena de ahora (34 años en su caso) es la veintena de antes; la noche sigue siendo joven.

Fuego. El control de la ansiedad volverá a ser cuestión clave. Otras veces, el Athletic se inmoló con sus ardores y la última vez fue Cristiano quien se consumió en sus propias llamas: roja en el 75’. A pesar de aquellos fuegos, el portugués es un afamado cazador de leones: catorce goles en once partidos de Liga. El choque promete. Y, quién sabe, podría cumplir.