RAYO 4 - LEVANTE 2
Alberto Bueno marca cuatro goles y fulmina al Levante
El delantero remontó el tanto de Víctor (minuto 13') con un póker consecutivo de tantos en un cuarto de hora. Uche marcó el segundo granota en el 85'.
Su apellido resume el partido del Rayo a la perfección: Bueno. Muy Bueno. Cuatro veces Bueno. El madrileño se erigió en el gran protagonista al conseguir cuatro goles en tan sólo quince minutos, algo inédito en el club (nadie había conseguido un póker en Primera, en Segunda lo hizo Toni Grande en 1967) y que le deja a dos tantos de Bolo (25) y uno de Guilherme (24), los máximos artilleros de la historia en Primera.
Bueno marcó con la derecha, con la zurda, con la cabeza, lo intentó de chilena... y Vallecas enloqueció con él cuando fue sustituido en el 65’. Ovación para un jugador que está viviendo el momento más dulce de su carrera en el Rayo, al que guió desde las tinieblas del 0-1. Fue el faro de un equipo que presentó cuatro novedades, dos obligadas por las lesiones (Cristian y Baena) y otras dos, llamativas (Trashorras y Manucho).
Desde el comienzo estaban claras las intenciones de ambos contendientes. Apenas se olisquearon. Los locales querían morder y Licá fue el primero en mostrar los dientes. Suyas fueron las dos primeras ocasiones del choque, aunque la efectividad de los granotas fue máxima cuando en dos jugadas, prácticamente calcadas, Casadesús adelantó al Levante. El primer centro de Xumetra lo mandó alto y sólo un minuto después no perdonó.
Pero el Rayo no se arrugó, no se bloqueó y se encomendó a la magia de Bueno. Cabeceó un centro de Nacho en el 23’, aprovechó un balón que Mariño dejó muerto en el 32’, cazó gracias a una estirada el pase de Licá en el 33’ y no contento con el hat-trick perfecto arriesgó todo para el póker. Se alió con el capitán Trashorras para hacer de una tarde normal, algo histórico. Los locales habían advertido el punto débil de los granotas y explotaron su fragilidad por las bandas: todos los tantos tuvieron su origen ahí.
Con más partido por delante la incógnita era cómo sería el siguiente gol de Bueno, pero Paco despejó las dudas cambiándolo en el 65’. Puso a Vallecas en pie. A partir de entonces, bajaron las revoluciones. Ni los cambios sacaron al Levante del shock, ni el Rayo apuntilló a un rival que maquilló el resultado con un gol de Uche. Entonces el resultado ya no importaba. El Rayo tenía los tres puntos, Vallecas su triunfo y Bueno una página en la historia.