El Valencia no pierde comba

El Valencia gana en los detalles, en la fortaleza de sus centrales y su portero, en la calidad aunque equivocada de futbolistas como De Paul y Piatti. En las áreas, en esta partido. No fue mejor, o al menos claramente mejor que un Córdoba peleón y que por momentos pareció llevar a su terreno, pero con poco, muy poco, al equipo de Mestalla le vale para sacar partidos así. El minimalismo de Nuno vale ya 50 puntos, número a estas alturas, en otros tiempos no tan lejanos, de campeón de Liga. Ahora le sirven para acechar al Atlético en la tercera plaza y distanciarse del quinto, el Sevilla, que juega mañana. El Córdoba, débil atrás y demasiado inocente delante, paga de nuevo sus pecados hundiéndose un poco más en la tabla: sigue de farolillo y a cinco puntos de la salvación, distancia que seguramente será mayor al final de la jornada. 

En el Sánchez Pizjuán no tuvo Djukic las coartadas del buen juego ni la de la competición. Y tras cuatro derrotas seguidas una revolución parecía lógica: Saizar por Juan Carlos en portería;Abel y Krhin (buen estreno de titular para el esloveno) por Deivid y Cartabia (obligado éste, que no podía jugar por contrato) en el centro del campo;y Heldon por Florin en la punta del ataque. El serbio tocó todos los lugares de su columna vertebral, pero no otro que tampoco está para tirar cohetes: el centro de la defensa. Ese sitio, por cierto, en el que el Córdoba no ha fichado a nadie. Y por el que sigue haciendo aguas. 

Por el centro se gestó y se metió llegando al final del primer tiempo el primer gol del Valencia, tras muchos minutos de ida y vuelta con más llegada que peligro real, en los que Alves tuvo que estirarse en un par de ocasiones y el Valencia chutó demasiado desviado. Nuno había sorprendido con la inclusión de De Paul en lugar de Negredo y el argentino se metió en el papel de falso nueve cuando, abierto al espacio, templó el balón perfecto para que André Gomes definiera como los grandes llegadores, con un empalme que botó antes de colarse en la red. 

Poco tiempo había transcurrido de segunda parte cuando Djukic decidió jugar con dos delanteros, echar el resto, morir matando. Quitó a Abel, que provocaba suspiros (muchos) por el ausente Cartabia, y metió a Andone, suplente por primera vez desde que apareció por las alineaciones. El destino casi ayuda a ambos porque, a los pocos segundos, el delantero rumano pudo empatar con un cabezazo tras córner. Salvó Alves, bastante seguro durante casi todo el partido, excepto en un balón que se le escapó y puso en aprietos a su defensa. 

No pudo esta vez el portero brasileño brillar en la suerte con la que tanto asombra en la Liga: los penaltis. Así empató Ghilas en el 73', después de una difusa (la repetición no aclara si la hay) patada de Otamendi a Heldon. Sin ocasiones claras, es verdad, con dos delanteros el Córdoba había conseguido lo que anda necesitando: más presencia en el área contraria. Casi marca el segundo Florin si no se come un control fácil ante Alves. 

Más presencia cordobesista en el área contraria, la misma debilidad en la propia. El Valencia tocó a rebato y volvió a sacar petróleo. Primero, Feghouli la estrelló en un defensa desde el punto de penalti y Saizar se la detuvo a Negredo. Luego, el portero local, en una jugada cómica, contribuyó al 1-2 de Piatti. El argentino le dio tan malamente que acabó metiendo gol.