El brasileño habló con AS
Djalminha: “El Depor ganó la Liga de 2000 pese a Irureta”
Nació en Santos hace 44 años cuando su padre, Djalma Dias, era compañero de Pelé. Abanderado del fútbol espectáculo, con el Depor ganó la Liga de 2000 y la Copa de 2002.
—¿Cómo ve el fútbol de ahora?
—Cada vez hay más físico y menos creatividad. Se está perdiendo el talento.
—¿Hay menos talento?
—Talento es jugar fácil. Yo veneraba a Pelé, que está en el top, Maradona, Rivelino y Zico. Admiro más el fútbol de antes.
—¿Sería Djalminha una estrella en el fútbol de ahora?
—En el Depor, seguro.
—¿Y en el Madrid?
—Sin problema. En la media.
—¿Cómo llegó al Deportivo?
—Lendoiro me fichó en 1997. Conocía muy bien el Palmeiras. Había fichado antes a Flavio, Rivaldo, Luisao... Aquel Palmeiras jugaba un fútbol precioso.
—¿Cuánto pagó el Depor?
—Creo que 1.500 millones de pesetas. Ni me lo pensé: tenía un equipo para ganar la Liga. Estaba Mauro Silva, Flavio, Rivaldo, que el Barça pagó su cláusula al poco de llegar yo... Rivaldo se reunió con Mauro y conmigo: “¿Qué hago?”. Le dijimos que fuera de cabeza.
—¿Era usted individualista?
—Siempre jugué para el equipo, pero hacía cosas diferentes.
—Ante el Madrid se le encendía la bombilla: lambretta, gol a Casillas a lo Panenka...
—Me motivaba muchísimo. De ese penalti me acuerdo. Fue en Riazor en 2001. Terminó 2-2.
—¿Cuándo empezó a lanzar así los penaltis?
—De niño. Yo imitaba a todos. Mi primer penalti así como profesional fue ante Goycochea, el argentino. Sabía que se tiraba antes y se la piqué...
—¡De locos!
—Es difícil estar loco y ganar una Liga con el Depor.
—¿Cuál fue la clave de aquella Liga ganada en 2000?
—Calidad y carácter. No estábamos para evitar el descenso como ahora sino para hacer historia. Hubo un momento en que teníamos siete puntos de ventaja. Nos reunimos en el vestuario y dijimos: “Vamos a por la Liga”. Había una espina clavada con aquel penalti de Djukic.
—¿Disfrutó el Centenariazo?
—Uno de mis mejores recuerdos. Jugué todos los partidos de Copa y en el último empecé en el banquillo. El Madrid era favorito. Incluso Flavio me invitó a la fiesta que habían preparado después. Le dije: “Tenemos que jugar primero...”.
—El técnico era Irureta...
—No era un entrenador que buscara el fútbol ofensivo. Conseguimos la Liga pese a él.
—¿Por qué se llevaban mal?
—No era mala persona, pero como técnico... No estaba de acuerdo con su filosofía.
—¿Tanto como para darle un cabezazo?
—Me ofendió.
—¿Qué le dijo?
—Me chilló y reaccioné así. Eso me dejó fuera del Mundial de 2002. Después me disculpé con la gente.
—¿Se interesó alguna vez el Madrid por usted?
—Cuando llegué a A Coruña, Lendoiro me puso una cláusula de 15.000 millones... Sé que el Barça habló con mi agente, pero tras marcarle al Celta y ganar 1-0 renové tres años.
—¿Por qué se fue en 2004?
—En 2002 me fui cedido al Austria de Viena. No estaba dispuesto a estar en el banquillo... Después volví al Depor, pero me marché en 2004 al América. Tras seis meses, me retiré.
—¿Con quién disfruta ahora?
—Messi, que lo hace todo muy fácil; Neymar, que es espectáculo y Cristiano, que es como una máquina. Todo lo quiere hacer perfecto: marcar con la derecha, izquierda, de cabeza...
—Usted era un artista del balón. ¿Lo era también de la noche?
—Salía cuando podía...
—¿Qué opina de la fiesta de Cristiano?
—Ya la tenía montada, ¿no? Por perder no vas a dejar de celebrar tu cumpleaños. Tienen vida.
—Las de Ronaldo sí que eran fiestas...
—Estuve en algunas. Digamos que nos lo pasábamos bien...