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ESPANYOL

El Sevilla les debe una

Moisés Hurtado, Raúl Longhi y Salva Sevilla repasan en AS sus espinitas clavadas con el rival copero del Espanyol, un Sevilla que el jueves llega al Power8 Stadium.

Barcelona
FINAL COPA UEFA 2007, SEVILLA - ESPANYOL, EN GLASGOW
CARLOS MIRADIARIO AS

Espanyol-Sevilla y solo puede quedar uno. La eliminatoria de Copa del Rey que arranca este jueves en el Power8 Stadium (22:00) evoca, irremediablemente, a la final de la Copa UEFA de 2007, con idénticos protagonistas y fatal desenlace para los pericos. Es la principal cuenta pendiente de este duelo, pero no la única, tanto para el Espanyol como para alguno de los protagonistas de los cuartos de final que se vienen.

“¡Hagámoslo por los héroes de Glasgow!”, apela el propio Espanyol en sus canales oficiales para que la afición acuda al estadio —con entradas adicionales a partir de diez euros para socios—. Y uno de esos héroes, o acaso la principal víctima de aquella final, es Moisés Hurtado. Su expulsión en el minuto 68, con 1-1 en el marcador, decantó el título hacia los hispalenses. “Esta eliminatoria de Copa es una oportunidad. No habría que tomarlo como una revancha, pero sí la gran ocasión para curar aquella herida”, explica Moisés, el primero de los 'damnificados' que atienden a AS. “El momento del Espanyol es bueno, especial, idóneo para tratar de hacerle daño a un Sevilla que esta temporada ha ido a más. No es el de aquella UEFA, pero ha dado un paso al frente y será complicado”, advierte el ya exjugador y periodista, quien de todos modos señala que “el Espanyol está en disposición de pelearlo para llegar a semifinales. Será difícil, pero ahora tiene un plus de confianza y de autoestima, y el apoyo de la afición”.

Otro perjudicado por el Sevilla es Raúl Longhi. El argentino era el técnico del Espanyol B cuando, el 25 de noviembre de 2012, el club prescindía de Mauricio Pochettino. Aun sin tiempo para ponerse Javier Aguirre al frente del primer equipo, a Longhi le tocó sentarse en el banquillo de forma interina tres días más tarde, en Cornellà, en la vuelta de unos dieciseisavos de Copa que ya estaban cuesta arriba con el 3-1 de la ida en el Sánchez Pizjuán. “Por si la complicación era poca, encima expulsaron a Javi López pronto, con el 0-0. Los jugadores, aun con el resultado adverso que traían, tenían la máxima predisposición para remontar, pero en un minuto se truncó todo”, analiza el propio Longhi.

Lo suyo fue una patata caliente, que solventó con profesionalidad: “Fueron tres días, pero los viví muy intensamente, porque entrenar al Espanyol aunque fuera en aquellas circunstancias me colmó de ilusión. El único trabajo que pude hacer fue psicológico, activar el estado de ánimo”, recuerda. Y, sobre la eliminatoria actual, apunta: “El juego del Espanyol ante el Valencia me gustó muchísimo y la racha que traen es positiva. Pero lo más importante es que el equipo tiene mucho gol entre Sergio, Stuani y Caicedo. Eso es crucial”.

El tercero de los protagonistas que tienen una cuenta pendiente con el Sevilla es, paradójicamente por su apellido, Salva Sevilla. Hace solo diez meses que, como jugador del Betis, el mediocampista vivió las dos caras del fútbol, en los octavos de la Europa League. En la ida, en el Sánchez Pizjuán, colaboró con un gol para establecer el 0-2 con el que el Betis tomaba ventaja. Pero todo se desmoronó en la vuelta, con un Sevilla que remontó y que les eliminó en la tanda de penaltis, en la que el ahora jugador perico también marcó. “Tengo una espina clavada. El recuerdo del partido de ida en su campo es positivo, por el gol, la victoria por 0-2... Parecía que estaba hecho, pero le dieron la vuelta con la fatídica tanda de penaltis. Esperemos que esta eliminatoria tenga mejor desenlace”, reconoce Salva Sevilla.

“He vivido muchos derbis, es algo pasional, indescriptible. Pero ahora es diferente, estoy en otro club y trataré de ayudar a que pasemos la eliminatoria”, rubrica el futbolista de un Espanyol que no se pone límites en esta Copa.