Mundial de Clubes | Real Madrid - San Lorenzo
El Madrid, a comerse el mundo
El Madrid, gran favorito para ganar hoy el Mundialito de Clubes (20:30, Tele 5). Ramos jugará y James pugna por un puesto con Illarra. Pitará el guatemalteco Walter López.
Desde que confirmó su pase a la final del Mundialito (agónicamente), San Lorenzo comenzó a disputar un partido que sabe perdido si hoy sólo se juega al fútbol. Es fácil suponer que, por tal motivo, su presidente rechazó la designación del portugués Proença, sin estar asistido por el reglamento (el árbitro debe ser de un país distinto al de los finalistas, no de una confederación diferente), pero animado por el ruido que provocaría. Curiosamente, los prejuicios contra Proença no venían dados ni por su continentalidad ni por su nacionalidad, sino por su severidad a la hora de aplicar el reglamento, nota común, según la perspectiva argentina, a todos los colegiados europeos (no conocen a Mateu).
Es lógico que un equipo que tiene como plan de supervivencia la defensa y la ferocidad se preocupe por la mayor o menor permisividad ante “el contacto físico”, incluso que acuse (Pepe) antes de ser acusado. No hay ningún reproche que hacer a quien afronta la final desde una inferioridad evidente que nace del presupuesto: 10 millones contra 530.
Por cierto, el guatemalteco Walter López será el encargado de medir “el contacto físico” esta noche. No descarten que le hablen de Simón Bolívar en busca de un trato amable.
El problema para San Lorenzo (el enésimo) es que el Madrid no es fácil de intimidar. Jugadores como Ramos, Pepe, Cristiano o Bale son, además de futbolistas talentosos, atletas imponentes que no rehúyen la pelea. Sobre el papel, los madridistas son más rápidos y más fuertes que los guardias que quieren prenderlos.
Orgullo. Así planteado, el orgullo es casi el único argumento de San Lorenzo. Afronta el partido más relevante de su historia y lo hace ante diez mil aficionados que han cruzado medio mundo para animar al Ciclón de sus amores. La arenga de Romagnoli al resto del equipo antes de la semifinal expresa el sentimiento de los jugadores: “Pensemos en la familia que está allá, en la que vino, esto es un club grande, muchachos, dejemos el alma, el corazón, ¡vamos, vamos!”.
Los nombres propios insisten en la distancia entre los contendientes. Sergio Ramos no se lo perderá y James podría entrar por Illarra en el once titular. Cristiano lucía ayer tan feliz como pueden observar en la foto.
Los argentinos, que perdieron a sus principales estrellas tras ganar la Libertadores (Correa al Atlético y Piatti al Montreal Impact), se agarran a la zurda de Barrientos, al coraje de Cauteruccio, al barrilete de Ortigoza, al mito de Romagnoli y al milagro, naturalmente.