ATLÉTICO 0 - VILLARREAL 1
Vietto reina en un Calderón raro
El delantero argentino marcó el gol de la victoria en el 84'. Ambiente enrarecido en las gradas. Gol mal anulado a Mandzukic. Primera derrota rojiblanca en 18 encuentros en 2014.
Cuando el fútbol perdía protagonismo ante el extraño vodevil de la grada del Calderón, apareció Vietto, proyecto de futbolista mayúsculo, para devolverle el foco a la pelota y darle la victoria al Villarreal con un golazo que evita que el Atleti se coloque segundo y complete 2014 sin perder en casa. Una casa que parecía otra, pero a menudo hay que hacer obras para mejorar tu hogar. En ello está el Atleti, que podía haber salido indemne de la marejada si Pérez Montero (un niño con dos pistolas toda la tarde, desquiciando a ambos) no hubiera dejado en nada el otro destello de genialidad del partido, una maravilla de Arda, patinando alrededor de rivales mareados, que precedió al gol de cabeza de Mandzukic, anulado por un piscinazo de Mario, que al sentirse superado decidió probar con el disimulo. Y coló.
Entre la lluvia y los controles de entrada, el encuentro arrancó frío y así se quedó. Antes de empezar, Vietto se acercó a abrazar a Simeone, que le hizo debutar en Racing con 17 añitos. Las cámaras no captaron el sonido, pero es probable que el Cholo le dijera “¿Tú también, Bruto?”. Con todo, el Atleti mandó de inicio, gracias a un Arda que, como tiene algo de genio despistado, le da un poco igual lo que le rodee y seguía a lo suyo: crear. Pero, tras un pase de la muerte del turco que no engancharon ni Mandzukic ni Raúl García, se enrareció aún más el ambiente cuando el Frente echó en cara al resto del Calderón que cantase, como si la animación tuviera copyright. respondió el Calderón silenciándoles, pero ya todos se quedaron incómodos, como en una cena familiar con cuñado molesto. Y el equipo lo notó.
Poco a poco, el Villarreal, cuya única intención hasta ese momento era exhibir músculo, se fue soltando con contras cada vez más peligrosas. Tiago pudo marcar con un gran remate de interior, pero Asenjo había vuelto al Manzanares para saldar cuentas pendientes y se lució. Respondieron los amarillos con un ataque fugaz: magnífico pase en profundidad de Trigueros para Cheryshev, al que le pesó el momento y remató con la amabilidad de un invitado bien educado.
Justo antes del descanso, el árbitro, que estaba dando un clínic de cómo dar cada balón que salía del campo al equipo que la había tirado fuera, se tragó un penalti por mano de Gabi y se fue al vestuario como Benny Hill, perseguido por unos y por otros.
En la segunda parte el Villarreal, con Bruno a los mandos, detectó que su rival, cansado tras empatar en Turín sin hacer ni un cambio e incómodo por lo que se vivía, se mostraba extrañamente vulnerable. El mediocampo dejaba autopistas insospechadas y Miranda no acababa de hacer olvidar a Giménez. Al Atleti le quedaba el balón parado y casi le salva en el minuto 56. Falta ensayada desde la frontal: saca Gabi, toca Godín y Mandzukic remata a bocajarro. Gol, salvo que Asenjo se moviese a la velocidad de la luz. Y así lo hizo.
Dos minutos después, llegó el gol anulado y Simeone, al intentar lanzarse a por la victoria, montó cierto desbarajuste con los cambios: quitó a Gabi para que entrase Cerci y, a los seis minutos y tras dos contras claras del Villarreal, tuvo que corregir metiendo a Mario en lugar de Arda, el único que parecía capaz de salvar aquello. El Atleti ya nunca recuperó el control.
Avisó Cheryshev con un gran disparo que provocó una parada aún mejor de Moyá. Pero nada pudo hacer el portero en el 84’, cuando Vietto logró la hazaña de hacer parecer a Godín un central cualquiera, antes de definir de maravilla. El fondo aprovechó para demostrar el tipo de afición que es, sacando pecho por una derrota de los suyos. En fin, allí el único que podía presumir era Vietto: un fenómeno.