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LLAGOSTERA 0 - BETIS 2

Rubén Castro rescata al Betis en el diluvio de Palamós

El Betis se impone gracias a la pegada del canario, que marcó un gol y regaló otro. La lluvia convirtió el escenario en impracticable y el Llagostera se topó con Adán.

SevillaActualizado a
Rubén Castro rescata al Betis en el diluvio de Palamós
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El Betis se impuso al Llagostera en el estreno de Juan Merino como técnico y bajo un diluvio que estuvo cerca de suspender un choque sin brillo. Los verdiblancos fueron más inteligentes sobre el césped y Rubén Castro marcó las diferencias al tiempo que Merino supo leer a la perfección las necesidades que demandaba el escenario. Rubén igualó a Domínguez en su lucha por ser el máximo goleador histórico del club y Rennella apuntilló a un Llagostera sin mordiente.

No consiguió hacerse el Betis con el mando del juego porque el escenario lo impedía. Merino cambió posiciones en función a un césped impracticable y N'Diaye se convirtió en un líbero situado en la zona ofensiva, casi al lado de un Rubén Castro que trataba de prever el futuro del balón en su contacto con el agua. Pero ni siquiera los resbalones ayudaron a que las ocasiones aparecieran. Querol peleaba con Bruno y Jordi llegaba tarde a algunas acciones sin que el conjunto local encontrara las llaves para inquietar a Adán. Éste, pleno de confianza, no dudaba en sus salidas.

El peligro se generaba con cada balón parado y sus segundas jugadas. Cejudo, elegido por Merino para dar amplitud al juego, tuvo dos opciones en las que no acertó, aunque fue Dani Ceballos el que disfrutó de la ocasión más clara del primer tiempo al disparar alto tras una lucha de Kadir con el local Ruyman.

Medir las diferencias de este Betis con respecto al de Velázquez resultó un imposible, aunque las diez faltas verdiblancas del primer tiempo dejaron claro que la intensidad es una baza obligada. Ceballos quería inventar, pero sus intentos de levantar el balón del césped encontraban frenos. N'Diaye sí se encontró más cómodo que sus compañeros bajando balones e impidiendo que reinara la tranquilidad en la zaga del Llagostera. Mientras, más de dos mil aficionados béticos ponían el color en las gradas del Costa Brava de Palamós. Merino no estaba solo en su debut.

Tras la reanudación, Merino improvisó. Dio entrada a Rennella para tratar de aprovechar su corpulencia y retiró a Dani Ceballos. N'Diaye retrasó su posición y Rennella tuvo pronto su primera oportunidad. En su segunda acción, propició que el balón le llegar a Kadir, que asistió a Rubén Castro para que éste igualara los 94 goles históricos del bético Domínguez. Pero no dejó de llover. Y el Llagostera no abandonó su sueño.

Apretó arriba y Tarradellas tuvo el empate tras una acción a balón parado. Merino tembló y Caro formó junto a Piccini una renovada banda derecha cuando Molinero se marchó por lesión. El ex bético Sergio León era la baza del Llagostera para romper la muralla bética, que ya despejaba balones para que Rubén tratara de cazar un contragolpe que sentenciara la cita. Y lo hizo. Un balón en profundidad motivó que regalara una asistencia de lujo a Rennella, que puso el segundo y la sentencia en un Costa Brava inundado de agua y de béticos.

No se ahogó el Betis de Merino. Supo afrontar las adversidades y reinventarse para ganar la partida al Llagostera creando caminos diferentes a los previstos. Rubén sigue poniendo la magia y el nuevo técnico parece haber recuperado el alma del grupo. El Betis recupera la sonrisa bajo la lluvia y la batuta de un Merino que sueña con no ser el invitado provisional.