Merino no estará solo en el estreno de su gran ilusión

Semana anormal en el seno de un Betis que cambió de cúpula presidencial cuando pretendía cambiar de entrenador. Ollero llegó por Platas y Merino hizo lo propio de forma provisional ante el despido de Julio Velázquez. Pero hoy es el Llagostera el que mide dudas y lo hará sobre el césped y con argumentos efectivos para que el proyecto heliopolitano siga temblando en esta irregular Liga Adelante.

Poca magia podrá inventar Merino tras sus tres días al mando del mismo equipo. Carrillo puso la suya para variar la cara de un plantel destinado a pelear en la zona baja. Empató el pasado fin de semana en Gijón y las esperanzas renacieron. Y sus jugadores sueñan con dar hoy la campanada.

El Betis quiere relanzar su candidatura al ascenso y Merino no mira “más allá” de este choque. Sabedor de que puede ser su pasaporte a un futuro brillante como técnico, toma el duelo como una final y en ella tendrá el apoyo de miles de béticos que nuevamente acompañarán la presencia de su equipo en tierras catalanas. No estará solo en el estreno del sueño de su vida.

El tropiezo ante el Alavés retiró a Velázquez del proyecto. Ahora, los jugadores quieren demostrar que, quizás sin él, pueden competir y convencer a partes iguales. No lo hicieron en las pasadas 14 jornadas excepto en algunos amagos sin más continuidad. El canterano Varela seguirá en el carril zurdo y no moverá Merino muchos nombres. Eso sí, pretende dotar a su equipo de la presión y el coraje que se ausentó en algunas citas de este curso. Enfrente, Diego Rivas pondrá el alma, Eloy la creatividad y Sergio León su deseo de demostrar. Pero el Betis también se mide a su propia sombra.