Real Oviedo
Linares: “Cristiano es muy bueno, pero siempre he sido raulista”
Es el hombre de moda. A base de goles, 18, ha logrado ganarse al exigente Carlos Tartiere. También le sirve para igualar a Cristiano como máximo anotador del fútbol nacional.
—Al fin ha alcanzado a Cristiano.
—Nunca pensé que lo lograría porque sus números son espectaculares. Por suerte he aprovechado su presencia con la selección para igualarle.
—¿Se iba fijando en los goles del portugués como meta?
—No, nunca. Le veía inalcanzable. Le admiro mucho, es un futbolista total. Me gusta fijarme en lo que hace en los partidos, pero nunca he sentido que tenía una competencia directa con él.
—¿Es Cristiano un espejo en el que mirarse?
—Cristiano es muy bueno, pero yo siempre he sido ‘raulista’. Raúl ha sido el jugador del que más he aprendido en el fútbol. Es un ejemplo: no tiene las condiciones de Cristiano, ni su brillantez, pero a base de esfuerzo y actitud ha logrado convertirse en un icono mundial.
—¿Es éste el momento de mayor repercusión de toda su carrera?
—Sin duda. Estaba acostumbrado a las entrevistas, ¡pero no a tantas! Lo llevo bien, pero a mi mujer le cuesta más. Verme siempre pendiente del móvil no le sienta muy bien, aunque lo comprende.
—¿Recuerda un nivel de confianza como el actual?
—Los delanteros tenemos rachas pero siempre se acaban. La de ahora está durando más. Estoy en el mejor momento futbolístico de mi vida. Y sobre todo estoy muy bien rodeado en el campo.
—¿Qué significa la muñequera negra que se besa después de cada gol?
—Un recordatorio a mis padres. Mi padre falleció hace 10 años y mi madre, en enero. Desde su muerte cambié el color de la cinta: de blanco a negro.
—El Tartiere le adora.
—Lo de la afición del Oviedo es imposible de explicar si no se vive. Cuando en la cuarta jornada en León había 4.000 tíos apoyándonos vi mis expectativas superadas. Me acuerdo que fui hacia Esteban al final del partido y le dije: “Sólo por esto merece la pena haber fichado por el Oviedo”. Y contar con 15.000 socios, ¿cómo se explica eso en Segunda B?
—Tiene 32 años, ¿su espina es no haber jugado nunca en Primera?
—Más que la espina es un sueño. Un buen amigo, Pelegrín, debutó con 34 años en Primera con el Elche. ¿Por qué no me va a pasar a mí lo mismo? Si el Oviedo logra un par de ascensos en las dos próximas temporadas lo lograría. Sueño con jugar en Primera y con la camiseta del Oviedo.