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Real Madrid | EFEMÉRIDE

Hoy se cumplen cincuenta años del debut de Pirri de blanco

Fue en un Madrid-Barça. Jugó por Puskas, sancionado. "Fue la semana perfecta. Primero ante el Barcelona y luego frente al Dukla de Praga", recuerda.

UN HÉROE. En la Copa de 1968 jugó con la clavícula rota.
UN HÉROE. En la Copa de 1968 jugó con la clavícula rota.

Hoy se cumplen 50 años del debut del gran Pirri con la camiseta del Madrid. Fue un 8 de noviembre de 1964 ante el Barça (4-1). Tenía 19 años. Era fichaje de ese verano. Provenía del Atlético de Ceuta. Es allí donde le bautizan con el sobrenombre de Pepirri, que luego derivaría en Pirri. Se fijaron en él el Español, que le descartó por un informe de Kubala, y el Madrid. Fue Antonio Martínez Ruiz el que convence al padre de Pirri para que firme por el club blanco. Costó 200.000 pesetas de la época. Llegó en agosto, el año que se marchó Di Stéfano.

Tuvo que esperar a noviembre para debutar. “Me acuerdo perfectamente. Fue la semana perfecta. Primero ante el Barcelona y luego frente al Dukla de Praga en la Copa de Europa. Sustituí a Puskas con el ‘10’. Le expulsaron el domingo anterior ante el Betis. Además estaban lesionados Félix Ruiz y Pipi Suárez. Me salió todo muy bien. Recuerdo que estando concentrado en el Arcipreste de Hita me vino Miguel Muñoz y me dijo: “Chaval, prepárate. Juega como te entrenas y haz lo que tú sabes”. Y eso hice. Me tocó marcar a Chus Pereda y me salieron muy bien las cosas”, recuerda el protagonista.

En el ABC, la crónica de aquel partido se publicó dos días después. El lunes no había prensa. Aparece como Martínez en la alineación. En el club blanco no gustaban los motes y de ahí que, al principio, le llamaran sólo con el apellido. A él se refieren al final del escrito: “Apunte de las posibilidades de gran jugador que tiene el nuevo y joven interior Martínez”.

Ese joven de 19 años estuvo en el Madrid como jugador hasta mayo de 1980. Ganó diez Ligas, cuatro Copas y una Copa de Europa, la de los Ye-Yés en 1966. Fue capitán y es uno de sus jugadores emblemáticos. Destacó por su sacrificio y pundonor. Mítica es la foto que ilustra esta efeméride. Fue cuando jugó la final de la Copa del Generalísimo de 1968 con la clavícula rota y 40º de fiebre. Por esa heroicidad, Bernabéu le concedió la Laureada del club. “En el Madrid fui feliz. Tuve que cambiar mi forma de jugar. Yo lo hacía muy arriba, en la mediapunta, pero me tocó el mediocentro. Era goleador, pero me di cuenta que tenía pocas opciones de jugar ahí y que tenía que hacer algo más. Es lo que pasa ahora con James e Isco, que estaban acostumbrados a jugar arriba. Los dos han cambiado su manera de jugar: trabajan y corren. Es lo que toca en el Madrid”, recuerda para AS.

Volvió al club como médico del equipo. Estuvo 13 años. Durante el mandato de Lorenzo Sanz fue el director deportivo del club hasta 2000.