El efecto Lucas Alcaraz debe empezar hoy contra el Almería

El prematuro estreno de Lucas en Vigo no cuenta. Pero a partir de ahí ya es su responsabilidad hacer que el Levante dé un giro de timón para enderezar el rumbo hacia la salvación. Hoy, ya no hay excusas. Llega un rival de su Liga, la enfermería se vacía y el vestuario ya no parece tener tantos problemas a la hora de entender lo que quiere su entrenador. Pero cuidado, que llega un Almería que, aunque no anda bien en casa, ya dejó con la boca abierta a Riazor y Anoeta de donde se llevó los puntos con autoridad y solvencia.

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Ganar o ganar. Ganar o problemas. Problemas serios. Los granotas todavía no se han estrenado en casa. Y lo que es peor, su entregada afición, que hoy recuperará exitosas tradiciones de temporadas atrás que fructificaron en ascensos, permanencias e incluso clasificaciones para Europa, no ha tenido el gusto ni de cantar un solo gol. Para eso los Barral, Rubén y compañía tienen que ponerse las pilas, pero el resto, también. Porque más allá del gol, lo que faltan son ocasiones. Y cerrar la autopista defensiva por la que se desangran cada jornada, también. Alcaraz ha preparado una mini revolución. Cambiará casi toda la defensa y el portero y podría darle galones a Sissoko.

Llama la atención que uno de los focos de hoy alumbre a un viejo conocido granota. Aunque en Valencia pasó desapercibido, Wellington está demostrando en Almería porqué el Arsenal llegó a pagar cuatro millones por él. Al brasileño le acompaña un buen bloque que sin grandes alardes va picando de aquí y allá y ahora mismo se encuentra en mitad de tabla, aunque no puede permitirse ni un atisbo de relajación.

Lucas tiene buenos amigos en el vestuario del Almería

Lucas Alcaraz se mide hoy a uno de sus ex equipos. Esto se repite varias veces por temporada ya que el granadino se ha sentado en casi todos los equipos de Andalucía. Uno de ellos, el Almería. Donde, por cierto, guarda muy buenos amigos. Dentro del vestuario incluso. De su época allí todavía siguen hombres como Verza, Corona o Soriano. Y es con este último, precisamente, con quien guarda una estrecha relación. Soriano fue uno de los que dio la cara por el técnico cuando lo cesaron diciéndole a la cara al presidente la injusticia que estaba cometiendo.