Sueños de grandeza y de Champions en el Pizjuán

Sevilla y Villarreal tienen este año un mismo destino, la Champions, y dos carreteras posibles, la Liga y la Europa League, cuyo campeón será premiado al fin con la competición de los sueños. Como tienen una primera fase dulce, Emery y Marcelino se guardaron lo mejor ante Standard y Zurich. En el Sevilla descansaron, total o parcialmente, Coke, Pareja, Tremoulinas, Mbia, Deulofeu, Denis y Bacca. El Villarreal dio oxígeno a Asenjo, Jaume Costa, Trigueros, Uche, Gio y Cheryshev. Curiosamente, ninguno de los dos técnicos prescindió de Krychowiak y Bruno, convertidos en faros de sus respectivos equipos. Del castellonense ya se conoce su trayectoria, reivindicada por Marcelino el jueves cuando acusó de “injusticia” a Del Bosque por no llamar al mediocentro, que está clarividente. Del polaco ha sorprendido su personalidad, jerarquía y rápida adaptación. Es una roca.

Ampliar

No es un partido más. El Sevilla puede alcanzar de nuevo al Barcelona y el Villarreal, que sólo ha fallado este año ante los culés y el Madrid, es una buena oportunidad de medirse con fuego real. Emery y Marcelino han construido dos colectivos admirables, jovencísimo el Submarino por cierto, pero el partido también proyecta duelos individuales grandes: Bacca-Vietto, Gio-Deulofeu. También en defensa, donde los andaluces se han sobrepuesto a la marcha de Fazio con un Pareja asombroso si se atiende a la condición en la que llegó al Sevilla el año pasado y los amarillos, a la baja de Musacchio. Gabriel también da que hablar.

El Villarreal ya lo sufrió la temporada pasada en El Madrigal. A Emery, mientras, le preocupa que su sistema defensivo no se agriete cuando el Villarreal salga, dinámico como es, en transiciones rápidas. Cani, Trigueros, Gio o el mismo Vietto responden a un perfil de jugador que hace sufrir al Sevilla si tiene que correr de vuelta hacia su portería. Y luego está lo sentimental. Marcelino tiene una espinita clavada en Nervión, donde dejó poso de buen tipo y trabajador. Él, que conocía los síntomas del enfermo y los detectó antes de este nuevo tiempo de éxitos del Sevilla, cree que no tuvo tiempo suficiente. En Villarreal construye su particular utopía.