ATLÉTICO 2 -ESPANYOL 0
El Atleti vive de la estrategia
Tiago en una segunda jugada después de un córner y Mario Suárez tras otro saque de esquina le dan una victoria trabajada ante un Espanyol correcto.
Otra vez la vieja guardia, esta vez Tiago, Godín y Mario Suárez. De nuevo los penalti-córner, dos goles tras saque de esquina. Tres puntos más para el Atleti que suma mientras se busca y, por el momento, gana tiempo en su misión. Juega mejor de lo que se dice y llega con facilidad, pero no culmina. Si no lo consigue pronto y algún día sus rivales logran dar con la fórmula mágica que frene el balón parado, los del Cholo tendrán problemas. Pero como la piedra filosofal, El Dorado, la Atlántida y la vida inteligente, quizás vaya siendo hora de asumir que no existe tal cosa. No es un recurso, es una forma de vida. Una infalible.
Con dos semanas para preparar el partido, cabe suponer que Sergio González habría convertido en obsesión no conceder córners; el Atleti sacó doce. En el nuevo diccionario de la RAE, esa es la segunda acepción del término suicidio. Y se vio venir nada más empezar, a los dos minutos, cuando Arda remató a bocajarro un córner de Koke, obligando a la primera de las muchas palabras de mérito de Casilla, que estuvo impecable ante el fuego enemigo, pero dubitativo en el juego aéreo.
El Espanyol sólo tuvo una oportunidad de dar una vuelta de tuerca al guión, pero fue magnífica. A los 13’ se juntaron el guadianesco talento de Sergio García y el único síntoma de ingenuidad de Giménez. El delantero se marchó con facilidad y puso un centro perfecto al segundo palo donde Lucas Vázquez remató casi cantando gol. Pero no. Allí apareció Moyá para purgar en un instante sus pecados de Mestalla y asegurar aún más el puesto. Tremenda parada.
Tras el susto, el Atleti recuperó el dominio con un Tiago imperial, un Gabi próximo a su mejor versión y las permanentes subidas de sus dos laterales (un correcaminos Juanfran y grandes centros de Ansaldi). Las ocasiones eran constantes: estirada abajo de Casilla a disparo de Koke, tijera fuera de Raúl García, un cabezazo rozando el palo de Mandzukic... El croata sigue sin ver puerta y su innegable trabajo no le concede un margen eterno. Además, da la sensación de resultar redundante cuando el Cholo le junta con Raúl García. Hasta el área, todo va bien; una vez allí, oscuridad. Gran parte del éxito de este Atleti depende de que el nueve se ilumine. Ya es hora.
Por fortuna para él, el Espanyol concedió dos córners seguidos antes del descanso. Tiago, hombre educado, avisó en el primero, forzando otra buena parada de Casilla, y ejecutó en el segundo. Tras una serie de rechaces, el balón regresó a Gabi, cuyo centro lo cabeceó en parábola el portugués, inalcanzable para el portero. Ya ningún atlético se queja de su regreso tras la aventura con el Chelsea. Capitán general.
La segunda parte mantuvo el guión, con Godín asumiendo los galones que cedió Tiago al irse renqueante en el 53’. Casilla volvió a ganarle un mano a mano a Mandzukic, pero sus compañeros estaban empecinados en conceder córners. Y en el 71’ pasó lo que tenía que pasar: en uno de ellos, llegó el 2-0. El balón viajó de lado a lado del área, tocado por Griezmann, Godín y Giménez, antes de que Mario Suárez lo empujase sobre la línea. Era el triunfo de lo inevitable.
Aunque la entrada de Stuani agitó algo el Espanyol y Griezmann, poste incluido, intentó reconducir con goles su incómoda situación, el tramo final fue mero aliño. El Atleti, con todos sus problemas de puntería, sigue enganchado a la Liga y la lógica indica que mejorará. Tiene demasiado talento arriba como para que el gol no llegue. Mientras, el balón parado le gana las batallas. Y así cuentan lo mismo.