Cristiano vuelve al equipo para la gran batalla por Madrid

De la Supercopa a nuestros días, se han ido Xabi Alonso, Di María, Insua y Alderweireld, al Madrid le bailaron en Anoeta, se rompieron Khedira, nadie sabe dónde, y Cebolla, Cristiano tuvo que hacer un alto, a Carvajal le abatió el Virus FIFA, han llegado Chicharito y Cerci, Ana Botella renunció a la reelección y Mario Draghi bajó los tipos de interés en la Eurozona. Tres semanas de máxima agitación, pues, en las que el Madrid y la alcaldesa tienen menos que celebrar que los mercados y el Atlético, que conquistó aquel título, por cierto, aunque no haya pisado después tan fuerte en la Liga. Y con las réplicas de ese movimiento de tierras se clausurará solemnemente el Año del Derbi. Será el séptimo de 2014, con tres victorias blancas, una rojiblanca y dos empates. Cada vecino brindó con dos Copas.

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Y atendiendo a los seis restantes cabe deducir que nadie es capaz de decir quién ganará pero que el Real Madrid tendrá la pelota entre el 55% y el 70% del tiempo, que rematará a gol el doble que su adversario, que cometerá un 27% menos de faltas y que también verá alguna amarilla menos. De esto, del nivel de aspereza del Atlético, es de lo que más se habló ayer. Cerezo, en máxima combustión, y Simeone y Ancelotti, en tono pausado y en el mismo sentido: que cada cual haga lo que sabe y que luego decida el árbitro, Mateu Lahoz, el segundo que menos faltas por partido (24) señaló la temporada pasada, pero también el segundo que más amonestó (más de seis amarillas por choque). La conclusión es que pita poco pero castiga mucho.

El Madrid espera buenas noticias de Cristiano Ronaldo, que se ha regalado tres semanas de convalecencia ante una lesión difícil de tratar. Jugó la mitad de los dos partidos de la Supercopa sin apenas dejar huella y tras meterle un gol al Córdoba en la Liga salió de escena. Hoy regresa y Ancelotti podría recomponer ese centro del campo Modric-Kroos-James, cuyo porvenir es aún una incógnita. La salida de Di María fue como tocar la caja de los plomos y ahora nadie es capaz de encender de nuevo la feria. Sergio Ramos regresará por un día al lateral derecho, su primera casa, porque Ancelotti parece fiarse más de Varane que de Arbeloa. Casillas, el recién elegido por Simeone mejor jugador del Madrid, cargo en el que releva a Di María, espera dar un paso hacia la reconciliación después de tres reconfortantes paradas con España. Y en el banquillo quedará Chicharito, esa última bala que el técnico italiano no tenía en Anoeta.

A Simeone, que no podrá sentarse en el banquillo por aquella colleja al cuarto árbitro del último derbi y la verbena posterior, le salen el estilo y diez futbolistas de carrerilla, Moyá y Tiago incluidos, y le da vueltas al mediapunta, toda vez que está descartado el paso atrás que dio con el joven Saúl en el duelo de la Supercopa del Bernabéu. Griezmann ha arrancado en frío y Raúl Jiménez tiene que ambientarse. Arda parece el idóneo, pero está lejos de su mejor estado físico. Uno de los tres jugará de salida y al menos otro lo hará luego. Cerci también está en la cita, para cogerle el aire al grupo y, según discurra el encuentro, quién sabe para qué más. Y a las diez de la noche sabremos quién manda en Madrid… además del Ayuntamiento.