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Levante | Quico Catalán

“A nivel de gestión, en el fútbol español no éramos modélicos”

En sus cinco años como presidente del Levante el club ha reducido su deuda de 90 millones a poco más de 30. Atisba un futuro prometedor para la LFP.

Valencia
Quico Catalán.
DAVID GONZALEZDIARIO AS

Al final se salió con la suya y traspasó a Keylor Navas por diez millones de euros.

—Bueno, con la mía, no. Era lo que ponía en su cláusula y hablamos de uno de los mejores porteros del mundo.

—¿Qué suponen para un club como el Levante hacer un traspaso por diez millones de euros?

—Económicamente, muchísimo. Nos permite amortizar una deuda importante que tenemos heredada del pasado. En los últimos cinco años hemos cumplido con nuestras obligaciones por encima de nuestras expectativas y lo que indicaba el convenio del concurso… Pero el traspaso de Keylor Navas nos da socialmente tanto o más. Para una institución como el Levante tiene un valor incalculable.

—Explíquese.

—Que el Levante traspase a un jugador que ha estado tres años con nosotros al Real Madrid y que el Real Madrid lo valore en su precio más alto, significa que ese futbolista, en este caso Keylor, se ha revalorizado en el Levante. Es una operación que pone al Levante en el mapa para otros futbolistas.

—Con esos ocho millones que ingresa el Levante por Keylor (dos de los diez le correspondían al jugador). ¿Cuál es la situación económica a día de hoy del Levante?

—Nosotros entramos en 2009 con una deuda que estaba entorno a 90 millones de euros. Tras el Concurso y la quita correspondiente se quedó en unos 62 millones. Ahora vamos a afrontar el proyecto de esta temporada con una deuda un poco inferior a los 30 millones. Es decir, en cuatro ejercicios hemos amortizado más del 55 por cien de la deuda. Y si logramos este año el objetivo de la permanencia y comenzar un sexto año en Primera… daremos un salto importante para la viabilidad del club.

—¿Es el Levante un referente por aquello de que fue de los primeros en entrar en Concurso y cinco años después empieza a ver el final del túnel?

—Referente, no. Nosotros no podemos perder la humildad. Estamos en un sector donde de un día para otro cambia todo. Sí es verdad que fuimos pioneros o de los primeros en entrar en un Concurso y eso nos ha permitido que en un momento en el que la LFP está asumiendo un control y está ordenando todo, pues el Levante es un club equilibrado y que está en los parámetros de la Liga y que no está sufriendo las rigideces de la LFP.

—Pero ahora entrar en Concurso de Acreedores tiene más perjuicios y prejuicios que antes.

—No, no creo que se castigue más. Es verdad que en tres o cuatro años entramos todos. Y ahora ya no entran tantos o se lo piensan más. Pero al final te tienes que acoger al Concurso para darle estabilidad al club. Aunque esto tiene un coste social importante, te obliga a organizar tu casa, cumplir obligaciones… pero eso no se castiga de forma radical en el control de la LFP. Lo que se pretende es que ningún club entre y si lo tiene que hacer que lo haga de la mejor forma posible.

—Usted conoce la Liga tanto desde su posición de presidente del Levante como por su etapa en la LFP, ¿cuál es la salud del fútbol español?

—Creo que la salud no es buena, lógicamente. Pero lo más importante es la sensibilidad y el compromiso de que esto hay que reconducirlo. No solo porque la LFP lo imponga, porque si lo impone la LFP es porque los clubes han querido. Aquí arrastramos una situación de diez años y llevamos dos años empujando y dando resultados en positivo. Se está reduciendo la deuda con la Agencia Tributaria y otros compromisos. Es un proceso de transición hacia un escenario de equilibrio. Nos vamos a sentir orgullosos de pertenecer a esta LFP. Somos los mejores a nivel futbolístico, en nuestra liga juegan los mejores jugadores… pero a nivel de gestión no éramos modélicos. Y vamos camino de intentar serlo. En tres o cuatro años vamos a dar un salto de calidad.

—¿Aventura a corto plazo más clubes en peligro como el Real Murcia?

—El deseo es que no. El compromiso de los clubes y de los máximos accionistas es intentar cumplir. El control presupuestario no es un control de boquilla. Es un control real. Y las rigideces son cada vez mayores. Yo creo que vamos hacia un escenario ilusionante, porque creo que todos pretendemos equilibrar nuestra gestión. Puede haber otros casos como el del Murcia, sí, porque hay situaciones de clubes que son delicadas. Con anterioridad o a priori sabemos los problemas de unos y de otros, y anticiparse a esos problemas nos va a permitir solucionar las cosas.

—¿Cuál es su opinión respecto al reparto de los derechos de televisión?

—Estamos en un proceso de cambio. Vamos hacia un modelo de venta centralizada, donde las diferencias se van a acortar. El Gobierno tiene la intención de participar y es vital que se regule y se legisle. Eso nos va a permitir llegar a acuerdos de forma interna y que todos entendamos las reglas del juego. En el plazo de dos años vamos a vivir otro escenario. ¿Va a ser el mejor? Posiblemente, no.

—¿Entonces?

—Me refiero a que las circunstancias de otros países o, mejor dicho, las circunstancias de nuestro propio fútbol no permiten que los modelos se extrapolen con facilidad. Hay que respetar ciertos aspectos de ciertos clubes, pero no podemos irnos a una diferencia de más de 1 a 4 o 1 a 4,5. No es el ideal, pero sí el que hay que hacer en la Liga.

—Por lo que comenta, usted sí comparte que Real Madrid y Barcelona estén un escalafón por encima en el reparto.

—Yo soy de los que quiere que el Levante genere cuantos más derechos de televisión mejor. Y peleo por ello. Pero como le decía, hay modelos en otras Ligas europeas que no se pueden extrapolar a la Liga por circunstancias. Lo prioritario ahora es centralizar la venta y legislar esa situación. Y Dios dirá qué sucede en cinco años. Pero las diferencias de 1 a 12 de hace unos años ya no están, ahora es 1 a 8. Si se logra 1 a 4, pues es un avance. Creo que para el perfil de Liga, cómo está confeccionado el fútbol español, con la presencia de esos dos grandes clubes y lo que generan ellos, vamos a acortar distancias. Creo que sería un escenario lógico.

—¿Le preocupa el modelo de hacer uso de fondos de inversión para confeccionar plantillas? Precisamente el Levante no es un club que se ‘aproveche’ de ellos.

—Con la figura del fondo de inversión lo que hay que hacer es regularla. Tenemos que conseguir que no perjudique sino que beneficie. Es necesario que la figura de fondos esté para que los clubes puedan fichar, pero al final los clubes no pueden perder ciertos derechos. Es difícil separar la figura del fondo de inversión de la figura del propietario del jugador. Tenemos que regular qué límites, qué porcentajes, hasta dónde puede influenciar la figura de un fondo. Pero lógicamente en un futuro puede afectar a los ingresos de los clubes.

—Porque se corre el peligro de que dejen de ingresar diez millones, como el Levante por Keylor...

—Por ejemplo.

—¿Cómo ve la llegada de Peter Lim al fútbol español, en concreto a su vecino, el Valencia?

—Mi opinión puede ser mal interpretada precisamente por ser vecinos y no tengo intención. El modelo del Levante es totalmente diferente al que se va a imponer en el Valencia. A mí sinceramente no me gustaría que mi club estuviera en manos de un máximo accionista que no sintiera el club desde el punto de vista del romanticismo. Por otro lado, entiendo que la figura de un inversor que entra en el fútbol español no es mala, es buena. Pero lo es siempre que las instituciones, los clubes, no pierdan sus raíces, sus valores… eso no se puede negociar. Si el inversor está dispuesto a asumir ese proyecto económico, social, institucional, histórico… pues creo que no es malo. El problema es si eso es moneda de cambio. Si fuera así, yo nunca apoyaría una venta a un inversor en ese sentido.

—Habla de romanticismo, ¿cuál es su primer recuerdo del fútbol?

—Los domingos ir desde Denia, donde vivía de niño, al campo del Levante para ver a Johan Cruyff con la camiseta del Levante.

—¿Usted cómo entró al Levante?

—Yo estuve primero junto a mi padre en el Consejo de Administración. Entramos en el año 2000. Años después, en 2009 me llamaron los administradores concursales y me propusieron ser director general. Tras consultarlo con la familia acepté un reto por el que me siento un privilegiado, porque cada día lucho por un sentimiento de miles de personas.

—¿Cuesta compaginar sentimiento y negocios?

—No. Hay que equilibrar y saber compaginar ambas cosas. Porque no podemos olvidarnos que a este negocio lo mueve el sentimiento de la afición.

—¿Decepcionado con Joaquín Caparrós? Porque ustedes daban por hecha su renovación horas antes del “no”.

—Bueno, a lo mejor ese es el calificativo. Decepción, desilusión, incomprensión… pero yo ya lo dije. Desde que dijo “no”, mirar el futuro, agradecerle el trabajo hecho a él y su cuerpo técnico y a pensar en el Levante de Mendilibar.

—Y de negociar la renovación con Caparrós a fichar a Mendilibar en cuestión de días.

—En 24 horas, no llegó, se fichó a Mendilibar. Eso demuestra que este club no improvisa. Manolo Salvador toma decisiones y lo hace con recursos de su trabajo. Tenía claro cuál debería ser el sustituto y de nuevo, como con Juan Ignacio y como con Joaquín Caparrós, Mendilibar era la primera opción y con esa estamos.

—¿Qué espera de Mendilibar?

—Trabajo. Y eso lo vamos a tener seguro. Es un técnico que se ha aclimatado perfectamente a la filosofía del club. Es un entrenador perfil Levante. Creemos que el año pasado se hizo un gran trabajo por parte de la secretaría técnica y Mendilibar tiene a sus órdenes a un bloque que nos ha dado muchas alegrías. No ha sido un verano de hacer refuerzos en número como otros años, cuando tuvimos que hacer ocho o diez fichajes y este año no ha sido así. Hay un bloque que se conoce a la perfección.