Serial del jugador colombiano
James (II): De conquistar Banfield a explotar en el Oporto luso
En la 2008-09 dejó Colombia por el Banfield. Con 17 años se convirtió en el extranjero más joven en Argentina en debutar en Primera. Con ‘El Taladro’ ganó una Liga y enamoró.
Como si 113 años de espera no hubieran sido suficientes, los 90 minutos del último partido del campeonato fueron tormentosos. Banfield caía 2-0 ante Boca Juniors y rezaba para que San Lorenzo derrotara a Newell’s en Rosario. Las oraciones dieron resultado y el juez pitó el final del partido. San Lorenzo había hecho su trabajo. Las cámaras enfocaron la celebración del técnico Julio César Falcioni con los brazos en alto. Pocos segundos después, James Rodríguez apareció en la escena. Corría con una bandera de Colombia en la espalda.
El 13 de diciembre de 2009, el Taladro se coronó campeón de Argentina por primera vez en su historia y James consiguió su primer título en Primera, en La Bombonera. “Vibra el colombiano James Rodríguez que no puede creer tanto festejo”, publicó Clarín en su crónica. No podía ser de otra manera. Con 18 años era campeón y figura de un Banfield que terminó la Liga con 41 puntos y con el portero menos goleado y el goleador del campeonato en sus filas.
Paciente. Fue difícil llegar hasta ahí, ser extranjero cuesta. Dos años atrás, James se entrenaba alejado del grupo, le hablaban poco y lo único que lo retuvo en Buenos Aires fue la idea de no traicionar un sueño. Tanta paciencia obtuvo la recompensa de una convocatoria con el primer equipo en Mar del Plata. En el fútbol hay dos tipos de entrenadores: los que dan la oportunidad y los que creen. Para James, en Banfield, Jorge Burruchaga fue el primero y Julio César Falcioni, el segundo.
Se estrenó en Argentina en el primer partido del Clausura 2009, con Burruchaga como técnico. Jugó 13 minutos y se convirtió en el extranjero más joven del fútbol argentino en debutar (17 años). Dos partidos después, los periodistas tuvieron que buscar más información: James anotó un golazo que mereció notas aparte. Un zurdazo al ángulo que se convirtió en su sello.
Un mes más tarde, Burruchaga renunció y llegó Falcioni. El hombre que marcaría la carrera de James conocía el fútbol colombiano: creyó en su talento y él respondió con resultados. Vistiendo la camiseta número 8 del Taladro, James jugó 48 partidos, marcó 10 goles y conquistó el corazón de los hinchas.
Jorge Mendes, agente de Cristiano, empezó a guiar su futuro. Udinese y River lo querían, pero el Espanyol estuvo más cerca. Tal como lo confirmó el exdirector deportivo del club catalán, Ramón Planes, un problema de avales hizo que James terminara fichando por el Oporto. Fue presentado el 6 de julio de 2010. El 70% de su pase costó 5,1 millones de euros.
Debutó con gol en un amistoso frente al Ajax, pero tuvo que luchar cuatro meses por hacerse con un puesto. Mientras, el Oporto ganaba la Supercopa de Portugal, su primer título allí. En ese equipo estaban sus compatriotas Falcao y Guarín, apoyo necesario en los días de soledad y poco fútbol.
Finalmente llegaron las oportunidades. Su primer gol oficial fue frente al CSKA de Sofía en la Europa League y esa misma temporada anotó un hat-trick frente al Vitória de Guimarães en la final de la Copa portuguesa. James volvía a ser James. De ahí en adelante vinieron más títulos, goles, asistencias, portadas y los primeros contratos publicitarios importantes. Todo en orden como para dar otro gran paso: el 24 de diciembre de 2010 se casó con Daniela Ospina.
Logros. En julio de 2011, el Oporto aumentó su cláusula de 30 a 45 millones. James respondió. En los siguientes 12 meses marcó 14 goles y fue Jugador Revelación. Falcao y Guarín se fueron, pero llegó el colombiano Jackson Martínez, con el que logró hacer una gran dupla en la temporada 2012-13. El Oporto acabó invicto y ganó su 27ª Liga. Tres Ligas, tres Supercopas, una Copa y una Europa League fueron su cosecha en Portugal. Si en Banfield forjó la personalidad para triunfar, en Oporto se convirtió en un jugador de élite.
James se convirtió en el tipo de figura que Rybolovlev, dueño del Mónaco, quería en su equipo. Puso 45 millones sobre la mesa. La oferta era sólida en lo económico, pero dejaba dudas en lo deportivo y en Colombia causó polémica porque en ese momento el 10 ya era figura de la selección dirigida por Pékerman… Pero esa historia merece un capítulo aparte.