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Granada

Quique Pina: “Traje a Riquelme, Saviola, Vieri y la Granadamanía”

Enrique Pina Campuzano (Murcia, 20 de enero de 1969) es un caso atípico. Sostiene que el fútbol puede ser rentable. Sacó al Granada de Segunda B y lo ha consolidado en Primera.
Granada-Sevilla Atletico

Actualizado a
Quique Pina, el presidente que puso al Granada en Primera.
Pepe Villoslada

—Todo el mundo le conoce como superdirigente deportivo, brillante agente de jugadores y exitoso presidente del Granada, pero pocos recuerdan que fue futbolista y, por cierto, no era demasiado malo.

—Comencé mi carrera en las categorías inferiores del Real Murcia y me enrolé en los juveniles y de ahí pasé a su filial, el Imperial. En siete oportunidades llegué a jugar en el primer equipo. Era la época de Felipe Mesones y José María Maguregui como entrenadores.

—Técnicos ilustres. Mesones obtuvo varios ascensos y Maguregui, recientemente fallecido, dirigió entre otros al Atlético de Madrid.

—Así es. Me tocó jugar un campeonato que se llama ‘Torneo de la Comunidad’, que es una especie de Copa de Cataluña, por encontrar un campeonato similar pero en versión murciana. Y de ahí me marché al Mérida, que estaba en Segunda en la época que su presidente era José Fouto y su entrenador, nada menos que Juan Gómez Juanito. Ese equipo jugaba de maravilla al fútbol.

—Debió ser tremendo cuando se mató en aquel accidente de coche. Han pasado 22 años y el mundo del fútbol todavía lo recuerda.

—¡Fue un golpe muy duro para todos! Juanito era un pedazo de entrenador y un gran psicólogo. Si no llega a ser por aquel accidente hubiera dirigido al Real Madrid. ¡No me cabe ninguna duda! Tenía un gran futuro por delante (Juanito tenía un principio de acuerdo para entrenar en la siguiente temporada al Burgos, que estaba en Primera).

—Parece claro que su vocación iba allende los terrenos de juego porque sus éxitos han llegado en los despachos, en los viajes, en las negociaciones...

—Me dediqué a la representación de jugadores e hice montones de operaciones como los fichajes de Riquelme y Saviola por el Barcelona; Albert Luque y Tristán, al Deportivo; Juninho por el Atlético, que después se lesionó de gravedad por la recordada jugada de Míchel Salgado; Cristian Vieri también por el Atlético, Solari, Turu Flores, Iván Helguera, Anelka…

—Anelka, todo un personaje. El Real Madrid pagó un elevado traspaso y le vendió poco después por una cantidad similar...

—Fue una operación complicada. Anelka era un extraordinario jugador, pero estaba muy descentrado. Por eso no triunfó en el Real Madrid.

—Su carácter emprendedor le llevó a fundar el Ciudad de Murcia en 1999 con apenas 30 años.

—Empezamos en la Provincial murciana y a base de ascensos consecutivos, en apenas cinco años nos plantamos en Segunda División. Conseguimos dos cuartos puestos y estuvimos a un palmo de subir. Entonces, los tres primeros ascendían y no había play-off para decidir la tercera plaza de ascenso. Nos faltó sólo un punto y coincidió con la increíble racha del Levante que ganó casi todos sus partidos de la segunda vuelta.

—¿Se considera un negociante del fútbol?

—Es que en el fútbol no te queda más remedio que saber negociar. De lo contrario estás muerto porque sólo con las taquillas no cubres nada. Hacen falta más cosas y es fundamental saber generar recursos. Pero sobre todo, acertar con los futbolistas.

—Uno de sus primeros grandes negocios fue el sueco Goitom.

—A eso me refiero. El Udinese nos lo cedió por cuatro perras y se lo vendimos al Murcia por tres millones de euros.

—Poco después decide vender el Ciudad de Murcia al empresario granadino Carlos Marsá, propietario del Granada 74. Una operación en apariencia ventajosa. 22 millones de euros y Pina se quedaba como asesor.

—Pero aquello no salió bien. Fueron todo dificultades. La Federación Española no aceptaba el traslado de sede y no inscribía el equipo (el caso se ganó en el Tribunal de Arbitraje Deportivo, el TAS). El equipo comenzó bien, pero el propietario (Carlos Marsá) dejó de pagar. Tenía una deuda aplazada. Para hacer la compra vendió unos terrenos que después no le pagaron. A mitad de temporada se dejó de cobrar y fue una debacle. Una pena. El equipo descendió y prácticamente desapareció.

—Y entonces surgió la posibilidad de entrar en el Granada…

—Aquello surgió un poco por casualidad. Como tenía una deuda pendiente por cobrar del Granada 74 me quedé esperando una resolución. Y entonces empecé a conocer la ciudad (conviene recordar que el Granada 74 no jugaba en la capital granadina sino en Motril).

—Y descubrió al Granada.

—Era un equipo deprimido. Acumulaba 23 años seguidos fuera de la Segunda División y llevaba 35 años ausente de Primera. Había llegado a caer en Tercera y su deuda era elevada. No había felicidad. Hablé del tema con Gino Pozzo, el propietario del Udinese, que es socio mío. Me habló de que quería entrar en un club español y entonces hablamos de la posibilidad del Granada. Parecía una locura. Un equipo en Segunda B y en un proceso concursal. Pero nos armamos de valor.

—Y comenzó la aventura. Compraron deuda, fueron saneando las cuentas y el equipo por fin fue terminando con su largo calvario.

—¡Ya ve! El ascenso a Segunda División tras ganar al Alcorcón fue algo inolvidable. La ciudad se echó a la calle. Pero lo mejor estaba por llegar. Al año siguiente subimos a Primera. ¡No he visto gente más feliz en mi vida! Los mayores me decían que la última vez que vieron a su equipo jugando con los grandes eran casi jovencitos. Y los jóvenes jamás vivieron la experiencia de ver en Los Cármenes en un partido de Liga y jugando de igual a igual al Barcelona o al Real Madrid a los que hemos logrado ganar. Trajimos felicidad y se puso de moda la ‘Granadamanía’. La gente antes era de los grandes y ahora su primer equipo es el de la ciudad porque se sienten orgullosos. Ha sido una bendición de Dios haber conseguido consolidar al equipo entre los grandes por cuarta temporada consecutiva.

—Ighalo, el talismán.

—¡Está tocado por una varita! Marcó el gol del ascenso a Segunda contra el Alcorcón, el del ascenso a Primera contra el Elche y este mismo año, su gol en San Sebastián nos ayudó a lograr la permanencia. Recuerdo también con cariño a Fabri, el entrenador que nos llevó desde Segunda B a Primera en dos años espectaculares.

—Hablábamos antes de Gino Pozzo y su familia, propietarios del Udinese.

—Una persona fundamental en el proyecto. Su familia y él. Siempre creyeron en esto y me transmitieron desde el principio toda su confianza.

—Y de alguna manera conforman un conglomerado de equipos: Udinese, Granada, Watford, Hércules, Cádiz…

—Exactamente no es así. El Hércules nos dijo que le interesaban seis jugadores nuestros y nosotros tratamos de ayudarles en ese sentido. El Jaén nos pidió a Jona y Kitoko, el Sabadell a Ortuño… Nosotros sólo tratamos de colaborar con quien nos lo pide.

—¿Y el Cádiz?

—Lo mismo. Una gran ciudad y un equipo de Primera aunque circunstancialmente se encuentre en Segunda B. Queremos ayudar al equipo. Para ello está allí mi padre, Juan José Pina.

—El Granada ha demostrado ser un gran descubridor de jugadores.

—Le podría citar a Mikel Rico, que era un desconocido y ahora es uno de los pilares del Athletic. Por Siqueira se han peleado Real Madrid y Atlético. Se ha ido al equipo rojiblanco porque nos dio un buen dinero. Y ahora estamos concretando la marcha de Brahimi al Oporto porque él nos lo ha pedido. Ya ve que el Granada es un gran escaparate.

—De todos los jugadores que ha tenido, ¿quién podríamos decir que es su ojito derecho?

—Sin duda Dani Güiza. Es una persona especial. Yo le llevé al Ciudad de Murcia, Mallorca o Getafe y vivió una época dorada cuando jugó la Eurocopa de 2008.

—¿Qué sabe de él?

—No tenemos mucho contacto. Anda por Paraguay jugando en el Cerro Porteño y se centró porque ahora ha conocido a una chica.

—¿Se atrevería a hacer una alineación con los mejores jugadores que ha visto en su vida?

—Buffon, Thiago Silva, Schweinsteiger, Messi… Mire, le propongo una cosa. Le voy a hacer una alineación de jugadores que yo he traído.

—Déle...

—De portero, el Mono Burgos que le traje al Mallorca y después se fue al Atlético. Lateral derecho Armando (Deportivo). Central Camioncito Díaz (Atlético y Málaga) e Iván Helguera (Real Madrid) y Cristian Díaz, el lateral que traje al Mallorca; en el medio campo Riquelme (Barcelona) y Juninho (Atlético); por la derecha Luque (del Mallorca al Deportivo), y después Turu Flores (Deportivo y Mallorca), Saviola (Barcelona), Diego Tristán (Deportivo) o Cristian Vieri (Atlético)… bueno salen más de once.

—¿No pone a Anelka?

—No. A ese no. No fue de los mejores. Pero como puede ver la lista de futbolistas que he traído y manejado en España es de lo más ilustre.