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CUARTOS DE FINAL | FRANCIA 0 - ALEMANIA 1

Alemania pasa por una cabeza

Un remate de Hummels a centro preciso de Kroos metió en semifinales a los de Löw por cuarta vez consecutiva. A Francia el faltó acierto en un partido intenso y muy igualado.

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Alemania pasa por una cabeza

Abrazada a un equipo que lleva seis años cultivando y con una hoja de ruta perfectamente identificable, Alemania puso el pie en las semifinales del Mundial por cuarta vez consecutiva. Otra vez está en la orilla y ahora con más oficio para no acabar muriendo en ella. Y Francia está cerca. Tiene más recursos y mejor predisposición que en estos años largos que ha pasado cruzando el desierto, pero aún anda en tránsito. Necesita que cojan horas de vuelo Pogba, Matuidi, Varane o Griezmann, excelentes pero verdes en días así. Y Benzema va cogiendo aire de líder. Todos los defectos del gallo los curará el tiempo. El futuro es suyo.

Ganó Alemania apretadamente, por una cabeza, porque tiene mejores futbolistas y más tablas. En este Mundial da casi el doble de pases por partido que la media y así, tarareando el fútbol de combinación, muy a contraestilo de su historia, acaba rindiendo al rival. Su música, es verdad, tiene cierta sosería y por ahí se explica la titularidad de Klose. Fue la primera alineación que Löw abrochó con un nueve de verdad, cuya presencia debía provocar distracción en los centrales franceses y mejores oportunidades para Thomas Müller, ese eficaz goleador sin garbo, más bueno que bonito. Fue un cambio para que nada cambiara. No apareció el alboroto deseado. Alemania tuvo la pelota como siempre para no apretar de verdad casi nunca. Ni siquiera cuando Hummels la puso por delante. Fue bueno su cabezazo y magnífico el envío cerrado de Kroos, el Míster Pase del torneo, pero Varane se dejó a avasallar. Poniéndole la mano en el pecho Hummels le borró del salto. Le faltaron tablas. Confundió limpieza y debilidad. Y Hummels fue nuestro Puyol en 2010, una cucharada de furia para quitarle espesura al titki-taken.

Sin ser peor se vio en el abismo Francia, que ya no es la selección inánime que se bate en retirada al menor contratiempo. Respondió con sentido. Le discutió la pelota a Alemania con el carácter de Cabaye y le buscó las vueltas por las bandas, más con Griezmann que con Valbuena. Entre los dos fabricaron la mejor ocasión, con remate del segundo repelido por Neuer y salvado en segunda instancia por Hummels cuando Benzema echaba el anzuelo. Le faltó a Francia, eso sí, el punto de atrevimiento de buscar la espalda a una defensa que es floja en la operación retorno. Hacia atrás corre tarde y mal y queda expuesta a la vocación de Neuer como defensa escoba. Argelia probó por ahí y casi le sale. Esta vez Löw retrasó a Lahm, bueno donde le pongan, y remedió parcialmente el problema.

La segunda mitad ofreció más acontecimientos, muy a conveniencia de los franceses. Y eso que el partido se llenó de esas faltas tácticas que siempre oxidan el juego y Francia, por momentos, perdió la paciencia para sobreponerse a su desdicha como lo había hecho en el primer tiempo. Pero la última carga gala pasó por encima del fútbol control que quiso imponer Kroos, definitivamente líder del grupo. Özil, el presunto elegido, no ha acabado de romper. Su brillantez no tiene la continuidad que exige Alemania. Una gran maniobra de Benzema no acabó en remate, Neuer neutralizó un disparo de Matuidi y una carambola entre zagueros alemanes amenazó con el empate. Luego, con el partido quebrado y Francia al descubierto, Schürrle, en la única acción notable de Özil, estrelló en el pie de Lloris su remate sin oposición. Y Benzema tuvo la última, frenada por el guante de Neuer. Pasó Alemania por milímetros y fue la de Francia una muerte dulce y con buenas vistas al futuro.