OCTAVOS | COSTA RICA 1 - GRECIA 1
Keylor Navas alarga el milagro
Costa Rica se adelantó con un gol de Bryan Ruiz, pero luego se quedó con 10, le empataron en el 91' y sufrió para llegar a los penaltis. Navas paró el decisivo.
Keylor Navas ya es gigante, leyenda de los Mundiales y más leyenda aún en Costa Rica al decidir, en la tanda de penaltis, un partido de locura en el que el portero levantinista volvió a emerger imponente, estrella, a pesar de no haber podido evitar la prórroga. Con uno menos más de 50 minutos, incluido ese tiempo extra, Costa Rica resistió las embestidas de Grecia anclada a la fe de su superhombre bajo palos y éste hizo el resto en una tanda de equipos cansados en la que Keylor, quién si no, detuvo el lanzamiento decisivo.
Los poco más de tres millones de habitantes que tiene Costa Rica sonríen ahora con esa felicidad que pueden proporcionar pocos asuntos triviales más que el fútbol, la más importante de las cosas menos importantes. "Pura vida, mae" es la frase, el grito que suelen usar los ticos para reconocerse diariamente en el placer de un país paradisíaco que ahora, además, soñará con otro paraíso, ya menos utópico, de conquistar la Copa del Mundo después de alcanzar los cuartos de final por primera vez en su historia. Los jugará ante Holanda tras clasificarse sin la brillantez de una primera fase en la que rompieron todos los pronósticos al dejar fuera a Italia e Inglaterra, pero de manera absolutamente heroica: con el sufrimiento de ver cómo se llegaba a la prórroga cuando ya se veía vencedor y luego a los penaltis, y jugando con un hombre menos más de 50 minutos.
Amaneció como se anunciaba un partido jugado con el balón como elemento extraño, capaz de poner en entredicho el perogrullo de Fernando Santos en la previa. "En el fútbol hay siempre uno que ataca y otro que defiende", dijo el seleccionador portugués de Grecia. Pero, ¿y cuándo los dos pretenden defender? Apenas Grecia, y durante pocos minutos, cayó en la trampa de intentar sacarla tocando. La pérdida de algunos balones en zonas complicadas provocó que Costa Rica llegara al principio al área con velocidad y peligro.
Tal vez el apabullante dominio americano de este Mundial tenga que ver con las ayudas del clima, pero también, en cierta medida, se debe a la energía extra que pueden aportar futbolistas cuya temporada, en amplitud y exigencias, es mucho menor. Costa Rica defiende con un puñado de jugadores que actúan en Ligas de segunda o tercera, y ataca con otros dos dignos de élite europea: uno que apunta a estrella, Joel Campbell (vaya repertorio de toques, taconazos y arrancadas dejó de nuevo) y otro que se quedó en el camino pero cuya calidad resulta indiscutible, Bryan Ruiz. Una jugada del primero permitió a Gamboa disparar demasiado cruzado y un magnífico pase del segundo dejó a Bolaños con la posibilidad clara de chutar, también desviado.
Los sobresaltos devolvieron a Grecia a su gran bandera: el balón largo. Mejoró defensivamente, menos exigida, y también en ataque, con la gran ocasión de la primera parte. Salpingidis empalmó un centro desde la banda y Keylor Navas sacó otro balón imposible para agregar algún millón más a los 10 que pone su cláusula de rescisión. Eso si Kiko Catalán, presidente del Levante, consigue renovarle.
La ocasión de Salpingidis y alguna llegada más tímida al final de la primera parte convertían a Grecia en ganadora a los puntos del descanso. Pero, a poco de volver, Bryan Ruiz enfrió ese rol con la única ley del fútbol: el gol. Tan mal le pegó el delantero del PSV, desde la frontal, que despistó completamente a Karnezis, estatua ante la inopinada trayectoria del disparo, casi un pase, a la red (1-0, 52'). Ahora sí, parecía, los papeles se debían atribuir como los administró Santos: uno a atacar y otro a esperar y contraatacar. De esta guisa bien pudieron los de Pinto agrandar el marcador si Bolaños acierta con dos remates cercanos o si el australiano Benjamin Williams ve una mano clarísima de Torosidis dentro de su área.
Pero Duarte, que ya habia visto amarilla en vez de naranja en el primer tiempo, volvió a colocar el campo cuesta abajo para los griegos con una segunda tarjeta tan innecesaria como justa. Santos asumió el protagonismo y tocó a rebato con Mitroglou, Gekas y Katsouranis, éste último superviviente de la mayor gesta que ha vivido el fútbol heleno, la Eurocopa de 2004. Costa Rica resistía aculada en Keylor hasta que el meta, vencido tras parar un chutazo a tres metros, no pudo detener otro misil cercano de Sokratis. (1-1, 91').
Exhausta y con menos moral de la conveniente, en las antípodas de su rival, Costa Rica se encomendó en la prórroga a Keylor, y éste ya no dejó de responder, sobre todo con otro paradón celestial a Mitroglou cuando quedaban segundos para los penaltis. En la tanda, y a pesar de que los griegos lanzaron como nunca, Navas se le hizo gigante a Gekas,