La cabeza de Godín alimentó el sueño de la futbolera nación de Uruguay de reeditar 64 años después el Maracanazo. El central, que disfruta del mejor año de su carrera, dio otra exhibición y marcó su tercer gol histórico de la temporada. Al cabezazo en el Camp Nou que dio la Liga al Atlético y a su tanto en la final de Champions añadió el inolvidable testarazo (con ayuda de su espalda) que clasificó a La Celeste y dejó KO a la tetracampeona Italia.

Tabárez cambió a una zaga de tres centrales para contrarrestar la apuesta de Italia, que inició con dos puntas. Godín ejerció de libre, escoltado por Cáceres y Giménez (gran actuación del otro zaguero rojiblanco con seis robos y once despejes). Los números confirman su jerárquica actuación. Fue el uruguayo que más balones recuperó con doce, entre ellas una brillante anticipación con la que abortó una contra de Immobile en el 40’. Impuso su autoridad atrás con 17 despejes con el pie, ocho cortes de cabeza y dos chuts interceptados. Todo ello sin cometer ninguna falta y siendo el único futbolista que no perdió nunca el balón.

Delantero. Tras la roja de Marchisio pasó a jugar de central zurdo en línea de cuatro y, cuando el tiempo apremiaba, Tabárez recordó aquellos goles y lo ubicó de ariete como medida desesperada. Fue cuando el talismán de la decisiva cabeza de Godín irrumpió por tercera vez para llevar el delirio a todo Uruguay.