Messi acudió al rescate de su selección cuando Irán acariciaba ya la hazaña de sacar un empate ante la bicampeona del mundo, que hubiera desatado polémica en torno a la Albiceleste. En el minuto 91 La Pulga recibió el balón en ese perfil derecho que tanto le gusta, se orientó para disparar tras regatear a Reza y teledirigió un enroscado zurdazo a la escuadra desde fuera del área. Gol de la victoria, MVP del partido y clasificación para octavos de final. “El enano frotó la lámpara en el último minuto”, describió Romero, el otro gran artífice del triunfo. “Fue una alegría por la gente. Lo disfruté”, comentó Messi sobre su gol.

Pese a la genialidad en el último suspiro, Leo ejemplificó el espeso partido de Argentina y sus problemas para romper la numerosa y organizada zaga de Irán. Queiroz repitió la fórmula de defensa con ayudas con la que Simeone ha frenado al crack del Barcelona este año. Hasta tres iraníes le salían al paso cada vez que agarraba la pelota. Tuvo que retrasar su posición (una jugada en el área) para entrar en juego y le costaba enlazar con los puntas: tres pases a Lavezzi, uno a Higuaín y Palacio y ninguno al Kun. “Tenemos que mejorar”, reconocía.

Pero su voluntad fue férrea y en todo momento perseveró en busca del triunfo. Intentó 15 regates y disparó en seis ocasiones, todas desde fuera del área, hasta que obtuvo premio. Como ante Bosnia, Messi volvió a ser decisivo y mantiene vivo su objetivo mundialista.