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P. Magalhães

“No cabe la menor duda de que las protestas en Brasil seguirán”

El sociólogo Paulo Magalhães, del Instituto de Estudios del Trabajo y Sociedad (IETS) en Río de Janeiro, explica las razones de las manifestaciones en contra del Mundial en Brasil.

“No cabe la menor duda de que las protestas en Brasil seguirán”

—¿Por qué las protestas empezaron durante la Copa Confederaciones, el año pasado?

—Existe una enorme insatisfacción latente en la sociedad brasileña, principalmente en relación con las decisiones del Gobierno. El torneo del año pasado, así como el Mundial, son oportunidades para que este malestar tenga visibilidad.

—¿Cuáles son los principales motivos del descontento?

—La falta de atención del sector público al ciudadano, principalmente en el área de la salud y educación, que es lamentable y humillante.

—¿Y el aumento de la violencia y confrontaciones?

—La violencia está vinculada al día a día de las grandes ciudades como un producto de la desigualdad brutal de la sociedad brasileña, asociada al patrón de conducta de las instituciones, particularmente a la política de seguridad pública. También tiene que ver con el descontento con los gastos de los grandes eventos que, en la perspectiva de muchos, eran más necesarios en otras áreas.

—¿Existe la posibilidad de que sigan durante el Mundial?

—¡No cabe la menor duda! Puede que la represión y el control impidan que sean eficaces, pero hay mucha intención de que se produzcan, sobre todo en convocatorias a través de las redes sociales.

—¿Cuáles fueron los grandes errores del Gobierno?

—La falta de interacción con la sociedad y la ausencia de canales institucionales de diálogo.

—¿Qué podría haberse cambiado?

—Pudieron crearse mecanismos de participación social capaces de ofrecer legitimidad y transparencia con los compromisos del Mundial. Consejos o foros que reunieran la sociedad civil para un diálogo permanente y una transparencia en las cuentas. Una institucionalidad diversificada, plural y democrática. Eso todavía puede hacerse de cara a los Juegos Olímpicos de 2016.

—¿Esto explica que más de la mitad del país esté en contra del Mundial?

—La gente se dio cuenta de lo que cuesta organizar un megaevento así y del poder que se le otorgó a la FIFA para interferir en asuntos que no eran de su competencia. Y eso hizo que el evento se tornara impopular. Pero, recuérdese que a pesar de todo “el fútbol es el opio del pueblo”.