Mundial 2014 | El perfil
Sampaoli se pone en el escaparate internacional
La reputación la agarró en Chile (tres Ligas consecutivas y una Copa Sudamericana con La U) y ahora, con 54 años, se le ve con unas ganas desaforadas de cruzar el charco.
No es el Loco, pero sí procede de él. Y eso le ha concedido, más allá de los resultados, la posibilidad de calmar ese espontáneo y permanente sentimiento de nostalgia que en Chile se conoce como las Viudas de Bielsa: le echan de menos, todo lo comparan con su proceder, todo se mira con melancolía. Y aunque es distinto en el fondo y en la forma, sí ven a don Marcelo reflejado en Jorge Luis Sampaoli, el seleccionador que ha conseguido que La Roja juegue por primera vez dos fases finales de una Copa del Mundo de manera consecutiva.
Como jugador, Sampaoli fue Gatusso en zurdo, un centrocampista de corte defensivo de carrera y golpe, que se quedó en el intento. Una lesión de tibia y peroné lo retiró prematuramente a los 19 años. Eso le permitió, al tiempo que realizaba matrimonios civiles y firmaba certificados de defunción en su ciudad (Casilda, Argentina), convertirse en entrenador casi desde la cuna. Con más gusto por el juego.
La reputación la agarró en Chile (tres Ligas consecutivas y una Copa Sudamericana con La U) y ahora, con 54 años, se le ve con unas ganas desaforadas de cruzar el charco y aumentar su prestigio como técnico además de su cuenta corriente.
Da la sensación de que se toma el Mundial como un gran escaparate personal más que como un reto del país que le paga. Sus escasas declaraciones han levantado, además de polémica, una cierta desconfianza. La Federación pone la mano en el fuego a que el técnico se queda al menos hasta la Copa América (que se disputará precisamente en 2015 en Chile), pero sus palabras, que no abundan, han olido a fuga inmediata tras el campeonato que se va a disputar en Brasil.
Tampoco tiene Sampaoli a la Prensa de su lado. Es tan hermético como su referente profesional, cierra puertas y ventanas al periodismo, y por tanto a la gente, a los aficionados. Pero lo que afea su comportamiento es que es selectivo en la censura. No concede entrevistas pero, en cambio, sí hace excepciones con los medios internacionales, en lugares donde se supone se cuece un buen mercado. Al menos le gusta escuchar a Calamaro.