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MUNDIAL 2014

Del Bosque: “¿Quién dice que es mejor tener mucho descanso?”

Se consuela y cree que tampoco favorecen las concentraciones largas que hacen otras selecciones. Y tranquiliza sobre el desgaste: "Todas las selecciones llegan igual".

Madrid
Del Bosque y Villar, durante su visita a AS.
Dani Sánchez

"Yo también me vi fuera del Mundial de 1978 y no me agradó. Lo que sienten ahora los futbolistas es lo mismo que sentí yo entonces”. Vicente del Bosque y sus generales (su segundo, Toni Grande; su preparador físico, Javier Miñano, y hasta la directora de la Selección, María José Claramunt, respaldados por Ángel Villar, jefe de expedición) se preparan para el momento menos grato del Campeonato, el pistoletazo de salida que no será de fogueo: acabará con siete. O, por ser exactos, al segundo momento menos grato, porque antes hubo de reducirse a 30 el número de aspirantes y ahí ya costó decir no, especialmente a futbolistas útiles en los éxitos más recientes.

Por eso a Del Bosque, con el buen sabor de la presentación de la colección de AS ‘Historia de la Selección: cien momentos y cien jugadores’, un rescate de las joyas más valiosas del equipo nacional, le incomoda hablar de ello. Esperará a la final de la Champions y el domingo ofrecerá su lista de 23, que incluirá añadidos, porque hasta ocho jugadores de Madrid y Atlético podrían estar en ella, tienen derecho a una semana de vacaciones y el día 30 el equipo nacional se mide a Bolivia en Sevilla. Todo apunta a que para ese partido irán entre tres y cinco futbolistas que luego no acudirán a Brasil, casi todos de la Sub-21.

Ya adoptó una medida similar para los amistosos previos (ante Corea y Serbia) de la Eurocopa de Ucrania y Polonia, en aquella ocasión por los compromisos de los internacionales de Barça, Athletic y Chelsea. “Encontraremos una solución”. “Descartar a algunos jugadores resultó desagradable. Recordemos que Soldado se quedó sin ir”, explicó el seleccionador.Del Bosque debe entregar la lista definitiva antes del 2 de junio. Después, y hasta 24 horas antes del primer partido,  sólo podrá cambiar en caso de lesión grave y con autorización de la FIFA, con el visto bueno de uno de sus médicos.

El relevo no necesariamente deberá figurar en la lista de 30, exigencia de la FIFA para adelantar trabajo en sus dossier de prensa. “No esperaré a ese día porque los jugadores no pueden estar empantanados”.

En cualquier caso, viajará el sábado a Lisboa con la respiración contenida para presenciar esa fiesta que para él es “bendito incordio”. “Tener dos finalistas de la Champions tiene estas cosas”, dice Del Bosque, preocupado por el estado físico de muchos de los futbolistas.

La Federación habla casi a diario con los clubes. “El estado de los jugadores es competencia exclusiva de los médicos”, asegura y disimula por la factura que la temporada ha podido pasar a los internacionales. “Siempre se ha dudado de la capacidad física de los nuestros, de que estábamos muertos en ese capítulo y luego ya se ha visto lo que ha sucedido. Todos van a llegar igual. También en los clubes españoles juegan mundialistas de otras selecciones y se han visto sometidos al mismo desgaste”.

Sobre la mesa se cita con envidia a selecciones como Estados Unidos que llevan tiempo preparando el evento aunque sin competir: “¿Quién ha dicho que es bueno demasiado descanso? ¿Y quién ha dicho que son mejores las concentraciones largas? Acordaos de lo que ocurrió en aquellos cuarenta días previos al Mundial 66”. Y lo que ocurrió es que Villalonga, seleccionador de la época y conquistador de la Eurocopa dos años antes, se llevó al equipo mes y medio a Santiago de Compostela. No paró de llover, lo que dificultó los entrenamientos. Y cuando al fin la expedición llegó a Birmingham fue recibida con un sol mediterráneo.

La conversación ya no salió de Galicia, porque en el municipio coruñés de Cedeira se vieron Del Bosque y Toni Grande como canteranos del Madrid pendientes de engorde. Allí enviaba Bernabéu a los jóvenes prometedores para que ganaran cuerpo, “con dietas de 50 pesetas diarias”. Y Grande repasa el menú: “Por la noche siempre había tres platos y el primero era pote gallego”. Miñano, preparador físico, se escandaliza. “Eran otros tiempos... Y además entrenábamos todos los días”, se justifica el ayudante de Del Bosque. También era otro fútbol, que observaba con admiración la corpulencia centroeuropea. A nosotros nos ha dio mejor con este, el de la caballería ligera.