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Osasuna | Un descenso dramático

Barandalla: “Abrí los ojos y vi a Jordi Figueras que me salvaba”

El herido más grave del incidente de El Sadar fue Pedro Barandalla, de 49 años. Llegó al hospital con una contusión torácica y una herida en la pierna, a la altura del fémur.

N’Diaye, a la derecha, coge en brazos a Ibai, joven futbolista del Oberena, para trasladarlo a una zona segura.
N’Diaye, a la derecha, coge en brazos a Ibai, joven futbolista del Oberena, para trasladarlo a una zona segura. Mikel Saiz
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Corría el minuto 11 del Osasuna-Betis. Los rojillos quemaban los últimos cartuchos para aferrarse a la Liga BBVA. Oriol Riera marcó un golazo. Mientras el catalán se dirigía al córner para celebrar el tanto de su equipo, una de la vallas del graderío sur cedió, a causa de una avalancha cuando los aficionados celebraban el gol. Jugadores y médicos de ambos equipos, miembros de Cruz Roja y cuerpos de seguridad se dirigieron rápidamente a la zona afectada.

En medio de una tremenda confusión, los jugadores eran los primeros en sacar heridos. El balance final fue de 58 afectados, 11 de los cuales tuvieron que ser trasladados a centros hospitalarios. La mayoría presentaba contusiones o cortes, y los menos, alguna fractura. El herido más grave fue Pedro Barandalla, de 49 años. Llegó al hospital con una contusión torácica y una herida en la pierna, a la altura del fémur.

Ayer, tras pasar la noche en observación, y a la espera de recibir el alta, contaba para AS el accidente: “Estoy un poco atontado por todos los calmantes que me han puesto. Estoy muy incómodo, porque tengo un dolor agudo en la parte de las costillas. También una herida en la pierna, donde me dieron varios puntos. Fue un susto grandísimo. Me quedé sin aire, no podía respirar bien. Me sacaron de allí varias personas, entre ellos Jordi Figueras y me llevaron al césped. Luego ya vieron que me tenían que llevar al hospital”.

Está bien. En un principio se pensó que el aficionado estellés podía tener afectado el pulmón, pero por fortuna, no es así. Barandalla se mostraba agradecido por la rápida reacción: “Cuando abrí los ojos vi a Jordi Figueras que me salvaba: fue quien me llevó hasta el césped y me estuvo apoyando. Fue muy emotivo la unión que hubo en esos momentos”. Barandalla, que ayer recibió la visita del médico de Osasuna, Patxi Cipriain, daba gracias porque la tragedia se quedó en amago: “Podía haber sido mucho peor. Por suerte no ha habido ninguna desgracia. Nos llevamos un susto tremendo”.

N'Diaye llamó al niño que ayudó

Uno de los primeros en reaccionar al ceder la valla fue el bético N’Diaye. Instantes después sacaba en brazos a un niño, que lloraba desconsolado. El pequeño tiene nueve años, se llama Ibai y juega a fútbol 7 en el Oberena. Por fortuna, todo quedó en un susto y sólo tiene un golpe en la cadera. N’Diaye tuvo el detalle ayer de llamar al padre de Ibai para interesarse por él y el Betis le enviará una camiseta dedicada por el equipo.