Café, Copa y Fútbol | El Juli
“Hay toros que marcan; el Atlético está ante el suyo”
Pocos placeres comparables a hablar de fútbol con Julián López en su finca de Olivenza, rodeados de encinas y toros bravos. Le encontramos sereno y concentrado.
Vaya recta final de locos.
—Sí, todo es estilo Atleti, que parecía que íbamos sobrados y al final tenemos que sufrir hasta el último minuto. A los toreros también nos pasa a veces eso, que hay días que lo tienes todo para triunfar y de pronto ves que se te ha pasado la corrida y no has hecho nada. Tenías tan claro el triunfo que pierdes un poco la concentración y el estar al cien por cien.
—Es como si el Atleti hubiera construido bien la faena y al final falla con la espada.
—Pincha, en efecto. Hay muchísima tensión, presión, responsabilidad y eso hace que no te centres en lo realmente importante. Y entonces llega un partido a priori menor y a lo mejor aflojas en el punto ese de intensidad que necesitas.
—¿Y cómo ve el partido del Camp Nou?
—No lo sé, la verdad. Hay que tener fe por encima de todo. El Atleti es capaz de todo, de lo bueno y de lo malo. Lo cierto es que el equipo se ha metido en una situación muy complicada. Dos finales, una con el Barça y otra con el Madrid, es el más difícil todavía, pero la fe es lo último que se pierde y con el Atleti siempre hay que estar pendiente: puede pasar de todo.
—¿Se puede reproducir ese sino maldito del Atleti que acaba quedándose sin nada?
—Es el miedo que todos tenemos, claro. De un doblete histórico a quedarse sin nada. Pero también le digo que el Atlético siempre se ha sabido manejar bien en esas trincheras. Lo que pasa es que al tener tantas expectativas la ilusión de la gente se ha disparado y la decepción sería tremenda. De momento lo que hay que hacer es darle la enhorabuena por el pedazo de temporada que ha hecho.
—Desde luego tiene delante un pedazo de toro.
—Tiene delante el toro de su vida, ese con el que soñamos los toreros, el de la situación más crítica pero también el que te lo da todo. Las victorias que llegan fáciles parece que no tienen la misma importancia. Hay toros que te marcan la carrera y el Atleti está en esta tesitura no sólo por lo que puede ganar sino a quién se lo gana. El triunfo tendría muchísima más relevancia.
—Usted sabe lo que es hacer una faena redonda y luego irse con las manos vacías.
—Sí, cuando haces una faena extraordinaria, tienes las orejas en la mano pero pinchas, es una sensación frustrante porque sabes que has hecho todo, lo más difícil y cuando llega la culminación fallas y te quedas sin el éxito. Es ingrato, muy ingrato, es una situación difícil. Por eso hay que relativizar, saber mirar a largo plazo. Fíjese, hay que pensar que el peor de los casos para el Atleti es haber llegado a dos finales de esta categoría. Hay que quedarse con eso, que nadie se olvide, que al principio de temporada esto era algo absolutamente impensable. Y lo mejor es que tiene en sus manos hacer algo histórico que no está al alcance de cualquiera. En solo una semana los atléticos podemos ser los reyes del fútbol.
—Ahora el gran reto de los jugadores es luchar contra la ansiedad.
—La búsqueda desesperada del éxito es una de las cosas que más limita en esta vida. El éxito es un fin no es un medio. Demasiadas veces buscar la victoria desesperadamente, igual que nosotros el buscar cortar las orejas, provoca una ansiedad que no te deja hacer tu tauromaquia y pierdes la base de lo que te hace triunfar. Por eso creo que lo primero que tienen que hacer es concentrarse en su juego y a partir de ahí llegara el éxito. Pero su búsqueda es algo muy peligroso.
—Oiga y además conquistar Barcelona tiene también su significado para los toreros.
—Ya, pero yo no voy a caer en el error de generalizar por una serie de políticos que han conseguido una cosa. Para mí no es una revancha ni una venganza porque hayan prohibido los toros. Es más, para mi gusto una de las aficiones más especiales y con más categoría que había en España era la de Barcelona. Sabían ver el toreo. Políticamente es otra cosa.
—Entre ganar la Liga y la Champions, ¿con cuál se queda?
—Yo la Champions, la verdad. Es la liga de los mejores de Europa.
—El 23 de mayo, torea en Madrid, ¿cambiaría la puerta grande ese día porque al siguiente el Atleti fuera campeón de Europa?
—Gracias a Dios no dependerá de mí. Me quedo con triunfar el 23 y el 24.
—¿Y cómo visualiza esa final con el Madrid?
—El Atleti tiene una cosa a favor que es la posibilidad histórica de ganar frente a su gran rival. Y el Madrid tiene más experiencia, pero en su contra la presión de conquistar por fin su décima Copa de Europa. Creo que en definitiva el Madrid va a tener más presión que el Atleti, que si hace su juego y lo hace relajado puede tener una gran oportunidad.
—Le vemos muy forofo del Atleti.
—A mí me gusta mucho el Atleti. No voy casi al Calderón porque vivo aquí en Badajoz y me coge lejos. El que es del Atleti tiene una forma distinta, especial, de ver la vida. Uno no está con el Atleti por lo que consiga o por el éxito. Es el equipo difícil, es un equipo de artistas, no sé, me encanta esa afición, me siento muy identificado, animando, siempre hacia adelante.
—¿Le fascina el personaje del Cholo Simeone?
—Tiene una filosofía distinta, ese sentimiento de lucha, de humildad, de nobleza. Lo ves y dices, ese es atlético. La gente está contenta porque está identificada con su entrenador, con su equipo y eso tiene que ser una gran motivación para los jugadores.
—¿Es usted antimadridista como la mayoría de aficionados del Atleti?
—Ehhhh…sí, la verdad. No en plan agresivo. Soy antimadridista para las bromas y picarme con los amigos. No voy más allá. No por un sentimiento real.
—¿Qué es lo que más le gusta del Real Madrid?
—Lo que tienen los toreros buenos. Que a lo mejor los ves y parece que no están en su mejor momento, que no andan finos y en ese momento hacen la faena de su vida, una genialidad. Lo que hicieron en el partido de vuelta con el Bayern, con todo en contra, sólo lo hacen los grandes.
—¿Y lo que menos?
—El aura. No me gusta que todo esté tan definido. El que sólo sean el Barcelona y el Madrid, esa supremacía no es buena para el fútbol. Sería mucho más divertido que pudieran competir con más equipos.
—En el patio de cuadrillas, antes de salir a la plaza, con sus compañeros madridistas, ¿llegan a hablar de fútbol?
—No, cuando vas a la plaza hablas muy poco, la verdad. Nos saludamos, pero tenemos mucha concentración y estamos demasiado pendientes de lo nuestro. No, no hay mucho margen para las bromas.
—Hay jugadores que tienen un nivel de autoexigencia bestial, como Cristiano. ¿Y usted?
—Mucho, mucho. Es una de las cosas que más me hace sufrir psicológicamente, porque soy una persona muy autocrítica y cuando las cosas no salen bien, sufro internamente, a veces demasiado, hasta el punto de que la gente alrededor mío considera que es excesivo. Pero bueno, son defectos que también traen sus cosas buenas, como mi capacidad de superación y el trabajo constante.
—¿Siempre ha sido así, también de chaval?
—Sí, siempre. Hombre ahora con la edad todo se relativiza más. He tenido momentos malos, momentos de encontrarme muy mal. Acabar corridas y estar solo en la habitación una hora llorando, de impotencia, de insatisfacción porque las cosas no han salido, de frustración. Cuando tienes una vocación tan fuerte y tanta responsabilidad, es difícil, porque lo que haces tiene mucha repercusión en demasiada gente.
—La presión de estar arriba del todo.
—Es brutal. La sensación de que una decisión tuya la paga tu gente es demasiado. Es una de las cosas que peor estoy llevando en esta profesión. Lo que pasa es que también me han pasado cosas en la vida que me han hecho relativizar mucho. Por ejemplo el accidente de coche que tuve con mi familia, me cambió la vida.
—¿Más que cuando ha tenido una grave cornada?
—Sin duda. Yo las cornadas las sufro y es mi responsabilidad, es el precio y la grandeza que pagamos los toreros. Pero cuando vas conduciendo y llevas a alguien al lado y más con los niños, y tienes un accidente, le aseguro que el sentimiento de culpabilidad, de responsabilidad, es bestial. Es sin duda la peor sensación que he tenido en mi vida. Se me quitaron las ganas de vivir, lo pasé fatal. Estuve todo un año sin coger el coche con la familia, porque no me veía capaz.
—¿Y sigue teniendo el mismo miedo a las cornadas que al principio?
—Sí. Miedo a las cornadas se tiene. Lo que pasa es que es un miedo tan asumido que es más llevadero que otras cosas. Me da más miedo el fracaso, el ridículo me da pánico. La frustración de llegar a una plaza y no ser capaz, que se acabe la magia, eso me da pánico. Ver a otros toreros al lado y no ser capaz de hacer lo que hacen ellos o verme por debajo, eso me da mucho miedo.
—¿Cree que la tauromaquia está atravesando un momento de crisis o de credibilidad?
—Creo que el toreo está pasando por una crisis económica como en cualquier otro sector. Además ha tenido un error grandísimo y es que se ha anclado un poco en el pasado, con una imagen antigua, conservadora. La sociedad ha evolucionado y el toreo se ha quedado estancado. El toreo hay que conocerlo como parte de la cultura española y de la historia y en ese aspecto creo que hemos dejado mucho que desear. No puede ser una cosa elitista. Darle un sentido exclusivo va en contra del futuro del toreo.
—Si hubiera querido ser futbolista, ¿piensa que habría llegado?
—No sé. Las virtudes que tenemos los toreros, de disciplina, de autoexigencia, de lealtad a una vocación, seguro que serían positivas para el fútbol. Cuando jugamos entre amigos, soy muy inquieto pero, a la vez, un desastre porque me muevo por todas partes. Se meten mucho conmigo.
—¿Cómo va a acabar esto?
—Espero que el Atleti gane la Champions. Mi ilusión es esa. Lo llevo en el corazón. A ver si el triunfo de un atlético el día antes en la Plaza de las Ventas le da también moral al equipo.
—¿Irá a Lisboa?
—Allí estaremos.