NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Barcelona

‘Tiro al Pep’ es ahora el nuevo deporte de moda en los medios

La semifinal de Champions del martes supuso una nueva derrota para el barcelonismo. Tras la debacle, la veda contra el técnico del Bayern se ha abierto.

BarcelonaActualizado a
LA PRENSA CATALANA LE SEÑALA COMO CULPABLE. La presencia de Guardiola en el banquillo del Bayern de Múnich despertó mucha expectación entre los culés, que tras la derrota del equipo de Martino ante el Atlético, centraron sus esperanzas en que Pep volviera a parar a los blancos. No lo hizo. Ya es culpable.

Unos porque les ganaba siempre y les descubrió que vivían escondidos tras el rencor y la ignominia del que piensa que todo vale para ganar al rival (acusaciones de dóping y a la UNICEF incluidas); otros le encontraban sospechoso por su cultura; otros desconfiaban de sus ideas políticas; muchos nunca le consideraron de los suyos porque ya de jugador era rarito y de entrenador no daba entrevistas; algunos de los suyos, siempre desconfiaron de él por ser demasiado fino, afín a Laporta o discípulo de Cruyff. Guardiola siempre ha tenido muy claro que únicamente tendría razón mientras ganara. Hasta el miércoles, casi siempre ganó. Ante el Madrid tuvo su Waterloo personal. Y se instauró el deporte del Tiro al Pep. Desde la debacle del Allianz ya se pueden cobrar facturas. La veda está abierta.

Ha empezado la semana de cobrar facturas a Guardiola. Muchas de ellas llevan años en el cajón del rencor. Se las tenían guardadas. Poco importa el 5-0, los seis títulos en un año, el 2-6, el récord de la Bundesliga, la Supercopa ante el Chelsea... ahora Pep es el gran culpable. Desde cualquier punto de vista. Está bajo el fuego de los francotiradores que le odiaron por humillarles en Madrid; de los alemanes que disparan a todo lo que se mueve y los de Barcelona que se tuvieron que tragar su éxito con cuchara sopera y poniendo buena cara cuando nada les hubiera hecho más feliz que lo de los Pajaritos tuviera continuidad. Tenía razón Pep —que se equivocó muchas veces, muchísimas— cuando decía eso de que “sólo tengo razón porque gano”.

Esa es su verdad más indiscutible. A parte del descubrimiento de Messi como falso delantero centro, el despido de Ronaldinho (que este 30 de junio cumpliría el contrato que le propuso la junta en su día), el descubrimiento de Pedro y Busquets, de Abidal como central, de Thiago... Eso, hoy no vale nada ni en la que fue su casa. Le tenían tantas ganas que el fracaso del Bayern tiene apellido. Hoy en toda la prensa el fracaso del equipo bávaro es el fracaso del Bayern de Guardiola. Pep tiene mucha culpa de esta debacle, sin duda, pero la misma que tuvieron otros, como por ejemplo el Bayern que perdió la final de la Champions en su estadio y ante su público ante el Chelsea de Di Matteo. Ese Bayern nunca tuvo apellido. Ese Bayern no sólo perdió la final de la Champions en su estadio sino que perdió la Bundesliga ante el Dortmund. A ocho puntos quedó. Pero esa derrota sólo fue del Bayern. Sin apellido. No había facturas que cobrar.

A Guardiola le han caído de todos lados. Desde Alemania, desde Madrid y desde Barcelona, donde mucha gente considera que les ha fallado. Ante la impotencia propia, se busca un brazo armado ajeno que te resuelva el problema. Guardiola era la esperanza y Guardiola ha fallado estrepitosamente.

Si a eso se le une la imagen distorsionada de que el Bayern de Heynckes era un súper equipo por el simple hecho de apalizar al peor Barça del lustro sin tener en cuenta que sudó sangre para ganar la final de la última Champions después de perder la anterior en su casa, el crimen ya es de ley. En el simplismo más burdo, la idea que se instala, incluso en la prensa de Barcelona, es que “Pep no era tan bueno, los buenos eran los jugadores y ya le está bien el baño de humildad”. El buzón de Pep hoy rebosa de facturas pendientes. Pero el fútbol da segundas oportunidades.