Fellece Tito Vilanova | El perfil
Llegó con una maleta y se va siendo una auténtica leyenda
Llegó a La Masía con 18 años para incorporarse al Juvenil. Viajaba desde Vilatenim, donde el Figueres tenía una de las canteras más interesantes.
Comenzó y acabó de azulgrana. Llegó con una maleta y se fue con la Liga de los 100 puntos. Francesc Vilanova —Tito para los íntimos al principio y para las masas al final— dejó una huella profunda en los afortunados que compartieron momentos íntimos y que con el tiempo acabaron convirtiéndose en sus amigos.
Llegó a La Masía con 18 años para incorporarse al Juvenil. Viajaba desde Vilatenim, donde el Figueres tenía una de las canteras más interesantes, y fue allí donde Vilanova comenzaba a emerger como un medio de precisión, con capacidad para crear y, por qué no, para acabar de ser moldeado como un 4 típico de la cantera azulgrana. En La Masía soñaba mientras compartía momentos con Pep Guardiola, Aureli Altimira, Jordi Roura, Lluís Carreres o Francesc Xavier Sánchez Jara. Ellos formaban la conocida Penya de Los Golafres, en la que compartían los productos típicos de sus pueblos mientras dialogaban de fútbol.
Tras la etapa de formación estuvo dos años en el filial culé (88-90), para volver a Figueres un par de años (90-92) y saltar a Vigo tres años (92-95). Concluida la aventura en Balaídos, se abonó a cambiar cada año de ciudad: Badajoz, Mallorca, Lleida, Elche y Gramenet, donde acabó.
Volvió al Barceona y allí comenzó como entrenador en el Cadete dirigiendo a Messi, Fàbregas y Piqué. Casi nada. Pero tras una remodelación salió del club para volver más tarde de la mano de Pep Guardiola para dirigir al filial. El resto de la historia ya la conocen. Tito se ha convertido en una leyenda del barcelonismo.