Primera final en Liga para el Madrid ante un Rayo elegante

Esta noche sabremos si el Madrid tiene un problema o si exagera. Descubriremos cuánto hubo de accidente en las derrotas contra Barça y Sevilla; al mismo tiempo, compararemos su ánimo con el de los otros dos candidatos, también su fútbol, su energía y, sobre todo, sus resultados.

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Quien esto escribe piensa que el Madrid viene de perder dos partidos por milímetros, siendo el sistema métrico decimal imprescindible para resaltar lo accidental de sus derrotas. Referidos al tenis, diríamos que la bola cayó del otro lado de la red. Nada grave, si no fuera porque perder hace aflorar problemas que no existían, o que ni siquiera existen hasta que se plantean.

El hecho es que el Real Madrid (Arbeloa al margen) mira ahora con inseguridad hacia su portería, duda de Xabi Alonso y pone en cuestión a Bale, incluso a Ancelotti. Ellos serán, en principio, los actores principales del partido contra el Rayo.

Cristiano, como siempre, no andará muy lejos de los focos. Acusa una lesión en una rodilla que Ancelotti, contagiado por el oscurantismo del servicio médico, sólo reconoce a medias. “Sufre una pequeña molestia (…) No tiene problema alguno (…). Hemos pensado en darle descanso, pero ahora no lo necesita”. Habrá que comprobar si esa “pequeña molestia” le impide lanzar las faltas, pero apostamos a que no. Bale es de la misma opinión.

El Rayo, entretanto, se presenta con un prestigio que merecería un pasillo. Es el superviviente más elegante de la categoría. Si Paco lleva el proyecto a buen término, habrá demostrado que se puede jugar como un rico siendo pobre y que el buen fútbol es el camino más corto.

Larrivey (léase Larry Bird) es el delantero en racha (nueve goles), pero jugadores como Rochina o Bueno son básicos para explicar el éxito y el buen gusto. La defensa es el drama: nadie en Primera ha recibido más goles (63/2,1 por jornada). Pese a llevar ese puñal clavado, el Rayo encadena cinco partidos sin perder (cuatro victorias).

Vuelven Ramos y Di María, cuyas ausencias nos hacen recordar lo mucho que importan. Especialmente en los tiempos de crisis, reales o imaginadas.