CELTA 0- ATLÉTICO 2
David Villa responde al desafío
El Guaje, en el foco por ser el recambio de Diego Costa, reivindicó su condición de jugador de jerarquía con un doblete que permite dormir líderes a los de Simeone.
Sin Diego Costa ni Arda, se esperaba a Villa y a Diego. Aparecieron. Sobre todo el Guaje, que liquidó al Celta con dos goles en dos minutos que suben su cuenta de la temporada hasta los 15 (13 en Liga) sin dar la sensación de haber hecho nada especial. Cosas de los grandes. Y el Atleti superó así la reválida de un partido fundamental para aclarar su papel en esta Liga, algo confuso entre un gran derbi y un par de petardazos fuera. Volvió a ganar a domicilio como durante toda su modélica primera vuelta: agazapado en el primer tiempo, contundente luego. Y sin sus dos estrellas. Trampa superada y a dormir líder, que una noche de fiesta a nadie amarga.
Al descanso, las sensaciones eran bien distintas. El Celta, sin Rafinha, dominó los primeros 45 minutos con cierta aprensión, como quien no se fía del dóberman del vecino por más que éste asegure que no muerde. Hacía bien. Porque el perro sólo fingía ser manso. Sin Diego Costa marcando el ritmo, al Atleti le faltó intensidad de inicio y, de nuevo, Diego parecía condenado a asumir el papel de culpable. Escorado a la banda, participaba poco y sin tino. No parecía él. Arriba, Villa sólo apareció una vez, en el minuto 25, para permitir a Koke que probase a Yoel. Éste, notable portero, respondió bien. El resto, salvo sendos intentos desde mediocampo de Raúl García y Villa, fue celeste. Como el color, el Celta fue agradable pero blandito.
Courtois, que cumplía cien partidos con el Atleti, tuvo que salir muy rápido en dos ocasiones a los pies de Nolito y Charles. Como es habitual, ganó ambos duelos. Y de lo demás se ocuparon Miranda y Alderweireld, cuyos pases largos son de museo. Los revoltosos Nolito y Orellana fueron más estilo que sustancia y Krohn-Dehli, sorprendente titular por Augusto, no ayudó apenas al estupendo Álex López. Demasiado poco para convertir las balas de fogueo en peligro real.
Exactamente lo contrario que el Atleti tras pasar por el vestuario. Movió Simeone de sitio a Diego, mandándole al centro, y el brasileño lo agradeció. Sin deslumbrar, su segunda parte fue realmente buena: pidiéndola y acertando. En el primer cuarto de hora, Raúl García avisó dos veces desde lejos y Yoel se lució en un zurdazo de Filipe. Y, pese a que la sorpresa inicial, el Cholo acertó en un cambio arriesgado: se fue Koke y entró Sosa. Fue clave.
Con el argentino, el Atleti subió un punto más el ritmo y la presión con recompensa inmediata. En el minuto 62, como tantas veces, Gabi fue tras un balón aparentemente imposible y su llegada forzó el error grave de Jonny, que quiso pasar atrás al portero, pero se la dio a Villa solo ante Yoel. El resultado fue el esperado: gol.
Y dos minutos después llegó el segundo en una jugada en la que cuatro futbolistas del Atleti tomaron todas las decisiones correctas. Empezó Gabi con una estupenda apertura a la banda. Sosa recibió en la derecha, amagó el centró y la puso rasa atrás donde Villa, aprovechando un magnífico movimiento de arrastre de Raúl García, controló y marcó como el goleador que fue, es y será. Perfecto.
Quedaba media hora, pero el Celta entendió que no era su día, que no estaba el Atleti para juegos. Parece que ha superado el bajón físico y el fondo de armario respondió en pleno: Villa, Diego, Alderweireld y Sosa respondieron el día en que se les necesitaba. Hace dos semanas se le daba por muerto, pero las necrológicas fueron precipitadas. Mientras el Barça cae, el Atleti aguanta. El disfraz de tapado se le ha quedado pequeño.