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SEVILLA 1 - REAL SOCIEDAD 0

¡Voilà Gameiro!

Un contragolpe culminado por el francés decidió el duelo y levanta al Sevilla, que mantiene encendida la llama europea. La Real, desaparecida, ve alejarse la Champions.

Gameiro celebra el gol ante la Real.
Gameiro celebra el gol ante la Real.PACO PUENTESEFE

El partido del miedo lo ganó el Sevilla, más frío y cerebral que la Real. A Emery se le discute por Nervión, pero lo que no se le puede negar es personalidad. En medio de una creciente corriente crítica se inventó un once de protección con doble lateral derecho (Coke y Diogo) y doble pivote de contención (Carriço y Trochowski). La medida fue tan antipopular como exitosa porque el Sevilla neutralizó bien las virtudes de la Real, que apenas pudo correr y desplegarse como suele.

A Griezmann, Vela y compañía le dieron de su propia medicina en el minuto 77. El mexicano disparó en medio de una nube de defensas y la pelota cayó en pies de Diogo, que lanzó un contragolpe de los que han dado fama a la Real, extrañamente pasiva en esa acción decisiva. Gameiro también tuvo fe, acompañó la jugada y sentó a Ansotegi. El 1-0 premió la paciencia del Sevilla, que entendió que la propuesta de la tarde no iba a ser la que más le gusta a sus fieles pero que era la necesaria para ganar y mantener encendida la esperanza europea. Para la Real, coloreada de elogios toda la semana por su actuación ante el Barça, la derrota fue un mazazo que, además, afecta gravemente sus opciones de Champions.

Para lo táctico que fue el partido, Sevilla y Real gotearon oportunidades suficientes y se salvaron gracias a sus porteros. Los dos, Beto y Bravo, tuvieron algún error durante el partido, consecuencia de su estilo heterodoxo. Pero los dos pararon bien. El portugués salvó remates de Griezmann y de Canales y el chileno los intentos de Bacca, Rakitic y Reyes, al que detuvo un cabezazo picado después de la mejor jugada del partido. Rakitic se volvió a echar a lomos al Sevilla hasta que le aguantó el depósito.

A Emery le salió todo bien. También su paciencia para los cambios. Otra vez valiente, sorprendió con la salida de Carlos Fernández, un chico de 17 años de fútbol fino aunque muy tierno aún. Y luego con Gameiro, que no hace mucho tenía peleaba por un sitio en la selección y ahora ve su puesto ocupado, entre otros, por Griezmann. Esta vez, le tocó triunfar a Kevin, que llegó al Sevilla precedido de una fama fenomenal y empieza a dejar señales de su categoría como futbolista.

Demasiado camaleónico en los últimos meses, con muchas dudas futbolísticas, al fin fue el Sevilla un equipo compacto todo el partido. Justo cuando la paciencia empezaba a agotarse llegaron el equipo y su entrenador para dar un golpe en la mesa. El Sevilla anuló a la Real y recupera la esperanza.