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BARCELONA

Elecciones a la vista en el Barça

Las divisiones en su junta, la gestión del Caso Neymar, el referéndum del Camp Nou y la marcha del equipo pueden obligar al nuevo presidente del Barça a convocar elecciones.

Momento en el que Rosell deja su cargo en manos de Josep Maria Bartomeu.

De la ética a las elecciones. La Junta del Barça se ha metido en una espiral de errores que, salvo milagro deportivo, derivará en elecciones a final de temporada. La torpeza administrativa cometida en el fichaje de Neymar es insostenible. Especialmente, si el origen de todo el embrollo surge de la propia junta bajo la firma de Toni Feixa, portavoz de la misma y cotitular del despacho de abogados (Angel Segarra de Figarolas & Freixa Romagosa que comparten sede y teléfono en Diagonal 530, Principal, 2ª desde noviembre del 2011) que diseñó la estrategia legal del fichaje. Una estructura que se ha desplomado como un castillo de naipes. La justicia determinará si hubo o no delito fiscal, pero lo que es indefendible, incluso desde dentro de la sala de juntas, es que un directivo no puede facturar servicios (jurídicos o de otra índole) a la entidad sin romper el código ético que el mismo Freixa hizo público a los medios en los primeros meses de mandato. Según éste, los directivos no podían hacer negocios privados con el club.

Pecado de soberbia. Atónita, la mayoría de la directiva culé ha asistido en la última semana al peor ejercio de soberbia visto en mucho tiempo. El juez Ruz demandó a diversas partes implicadas en el caso tras la denuncia de Jordi Cases el contrato que la FIFA tenía registrado por el fichaje: el contrato entre Neymar jr. y la sociedad N&N y al Santos los papeles del tránsfer del jugador. Nada más. Pero Freixa, como autor de la ingeniería legal de la operación se presentó en la Audiencia Nacional con siete contratos más de los que le solicitaban. Entregó al juez lo que le pidieron y también todos los contratos con N&N que vinculaban al Barcelona con la Fundación Neymar y con tareas de búsqueda de inversores y de nuevos valores. Al ver estos contratos que nunca pidieron, el fiscal sospechó de la “simulación contractual”. Es decir, que se disimulaban pagos como salario en forma de pago de servicios. Si Freixa no hubiera tenido un ataque de importancia, nada de esto hubiera pasado. En fin, que la culpa no es únicamente de Cases.

Segunda acción de responsabilidad. Ante este panorama, muchos directivos se empiezan a preguntar si la presidencia que les suceda no les devolverá la pelota envenenada de la acción de responsabilidad que lanzaron ellos contra Laporta. A Laporta le reclamaron hasta las facturas de los pollos asados que facturó en su tarjeta. ¿Cómo no reclamar en el futuro a cargo del patrimonio de los directivos una multa de Hacienda por mala praxis en un fichaje? Muchos directivos ya quieren bajarse del barco antes de que sea demasiado tarde. Especialmente, porque nunca nadie les consultó esta decisión.

Se enteran por los diarios. La mayoría de miembros de la junta tiene la sensación de que acuden a las juntas a hacer bulto. Todas las decisiones ya se han anunciado un día antes en la prensa. Hay un núcleo duro que toma decisiones y los otros van a aplaudir y votar. Situación aceptable en buena época. Ahora, cuesta.

Veto al nuevo directivo. Estaba cantada la entrada en la junta de Pau Vilanova, hombre de confianza de Rosell (es el autor de la foto del ex presidente viendo el City-Barça en el Restaurante Vell Sarrià), Bartomeu y Jordi Cardoner y muy vinculado al área social y peñas. Su incorporación era el primer gesto significativo de poder del nuevo presidente. No obstante, fue vetado por una junta que exigió al nuevo directivo el pago de una cantidad de dinero que les compensara lo que ellos habían abonado en la campaña electoral de Rosell. Ante esta demanda, el nombramiento, que estaba cantado, se paralizó. Es la primera disidencia en una junta que hasta ahora había sido monolítica.

La oposición se crece. Ante esta situación de caos, la oposición empieza a afilar sus armas y se muestra preparada para afrontar unas elecciones que los calendarios de todos los jefes de campaña dan por convocadas en mayo. Laporta ha vuelto a la actividad, Agustí Benedito ha declarado por tierra mar y aire estar preparado para cuando quieran y Víctor Font es el tapado al que le puede pillar el toro. Dentro de la junta, también hay movimientos y el papel de Carles Vilarrubí también da que pensar. Como aperitivo a unas posibles lecciones, la junta ha convocado un referéndum sobre el Camp Nou que les puede salir muy caro.