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MUNDIAL

'Fiebre Maldini' con Ghiggia: "Brasil se llevó un revés"

El autor del 1-2 que daba el campeonato del Mundo de 1950 a Uruguay en Maracaná repasó con Maldini cómo fue aquel torneo que quedó para siempre en la historia.

MUNDIAL BRASIL 1950 FINAL URUGUAY - BRASIL. GOL DE GHIGGIA.
DIARIO AS

Fiebre Maldini, el programa de Canal+ presentado por Julio Maldonado, charló con Alcides Ghiggia, artífice del Maracanazo que dio el título Mundial a la selección de Uruguay frente a Brasil en el Campeonato del Mundo de 1950. Ghiggia (22 de diciembre de 1926) recordó de primera mano el camino que recorrió la selección celeste hasta el partido final ante los locales, favoritos al título y a los que les valía el empate: “Empezamos el campeonato frente a Bolivia, en Belo Horizonte. No sabíamos cómo jugaba Bolivia. Estábamos un poco nerviosos por el estreno, pero luego vimos que las cosas iban saliendo fácil. Metimos ocho goles”. Una goleada que llevó a Uruguay hasta el grupo final junto con España (que dejó por el camino a Inglaterra), Suecia y Brasil. Todos contra todos. “En Sao Paulo jugamos contra España el primer partido. Se pusieron 1-0. Empatamos y nos hicieron el 2-1. Y volvimos a empatar. Fue un partido bravo. Después nos tocó Suecia. Tampoco sabíamos cómo jugaban. Siempre nos fueron ganando y a falta de quince minutos perdíamos 2-1. Al final ganamos 3-2. Fue una alegría. Fue un partido durísimo, el más difícil que tuvimos. Después, de ahí, nos fuimos a Río para jugar la final”, recuerda.

Una final que no era tal, porque al disputarse el grupo final en sistema de liguilla a Brasil le valía el empate para ser campeón, con Maracaná abarrotado. “Ellos estaban muy confiados. Habían goleado a todas las selecciones. Ya se habían proclamado campeones del mundo. Sólo faltaba por saber el resultado. Y se llevaron un revés. Hay un dicho que dice que la confianza mata al hombre. Nosotros ya los conocíamos. Pocos meses antes nos habíamos enfrentado en la Copa Río Branco. Fueron necesarios tres enfrentamientos para definir al campeón (3-4, 3-2 y 1-0 para Brasil). De allí Sacamos conclusiones: sabíamos sus puntos débiles y sus puntos fuertes. Y de allí salió la táctica para jugarlos, ya que no había TV ni vídeo ni nada”, Cometa Ghiggia.

Y un 16 de julio de 1950, alas 17:00 horas, comienza el partido más famoso de la historia de los mundiales. Y así lo vivió el propio Ghiggia: “El primer tiempo terminó cero a cero. A los tres minutos de la segunda parte Brasil nos hace un gol. Lo hace Friaça. A Obdulio Varela (capitán) le dijeron que el línea había levantado el banderín y que luego lo bajó. Se fue a protestar. Yo estaba al otro lado y me preguntaba ‘¿qué protesta si no sabe inglés y los árbitros son ingleses y no habla castellano?’. Al final dieron el gol y dijimos ‘ahora hay que ir para adelante, a ganar’. Empezamos a atacar y atacar. Por suerte empatamos a los 66 minutos de partido. Fue gol de Schiaffino. Ahí me di cuenta de que se les podía ganar, porque quedaron fríos. Y luego la afición se quedó calladita. No surgió un aliento. Me di cuenta de que se ganaba”, rememora como si fuera ayer el protagonista del 1-2.

Un gol que recuerda con todos los detalles: “A los 77 (34 de la segunda parte) hice el gol. Fue una jugada de Julio Pérez. Yo era muy ligero y en punta me fui del marcador y el lateral no llego a marcarme. Entré igual que en el primer gol, en diagonal. El arquero, Barbosa, se creyó que le iba a hacer la misma jugada que en el 1-1, el centro atrás. Miré, vi que me dejó un hueco. Fueron décimas de segundo, en las que tuve que decidir. ¿Qué hago, paso o tiro? vi. que había espacio y chuté. Fue contra el palo y entró. Cuando Me di cuenta de que no nos empataban No tuvieron la reacción que tiene que tener una selección que tiene que empatar. Con el empate eran campeones del mundo”.

El colegiado pitó el final y con Uruguay proclamándose campeona del Mundo en casa de Brasil llegó el turno de una de las ceremonias de entregas de trofeos más atípicas que se recuerda: “Jules Rimet bajó al campo, tenía que darla Copa al capitán. No sabía que habíamos ganado, fue una sorpresa. No tuvo discurso, no tuvo nada. Rimet no largaba la copa. Pero con copa o sin copa éramos campeones del mundo. Luego hicimos la vuelta olímpica, tuvimos la suerte de hacerlo. Con nuestra alegría mirabas a la tribuna y te daba tristeza por toda la gente que lloraba. Nos fuimos al vestuario, abrimos una botella de espumante. Llenamos un poco la copa y de ahí tomamos un sorbo cada jugador”.

Y si la ceremonia de entrega de trofeos fue poco usual, lo mismo sucedió con la celebración del equipo, según desvela Ghiggia: “Nos fuimos al hotel. No encontramos al tesorero e hicimos una colecta entre nosotros para comparar unos bocadillos y una cerveza. Nos fuimos a una habitación. Ese fue todo el festejo. Obdulio se fue al bar que había en la esquina a tomar una cerveza. Los brasileños le reconocieron le abrazaban, lloraban. Cuando regresó le pregunté si pagó algo, y me dijo que no, que no había pagado nada”.

A pesar de haber dado el triunfo a la celeste, Ghiggia no se considera un icono para su país, aunque como él mismo dice, ha sido la única persona capaz de silenciar Maracaná junto con el Papa y Sinatra: “Yo tuve la suerte de hacer el gol. Pero hay que mirar los once jugadores. Yo sólo no puedo ganar, con los compañeros sí. Me dicen héroe o maestro. Pero fui un jugador más, del montón de los jugadores que ganaron el mundial. Estoy muy contento porque el país se dio una alegría. Es algo que uno lleva dentro”, concluye el hombre que, con sus compañeros, silenció Maracaná