La FIFA dictará el martes el veredicto final sobre el estadio de Curitiba, el más retrasado en sus obras de cuantos albergarán partidos del Mundial. El secretario general del máximo organismo, Jerome Valcke, llegará mañana a Brasil para visitar algunos de los campos que han causado problemas y que siguen sin ser inaugurados, pese a que la fecha tope para su entrega era el 31 de diciembre.

De todos ellos el que más quebraderos de cabeza está dando es el Arena da Baixada, en Curitiba, escenario de cuatro choques en la primera fase. Hace unas semanas la FIFA dio un ultimátum al Comité Organizador del Mundial para que tuviera las obras del estadio controladas y en tiempo. La fecha límite dada fue el 18 de febrero, el próximo martes, día en el que se tomará la decisión final: o se confía definitivamente en Curitiba o se abre el abanico a otras posibilidades con las que la FIFA viene trabajando.

La que más fuerza está tomando en caso de que el Arena da Baixada sea finalmente retirado del torneo es el trasvase de los cuatro partidos allí previstos a Natal, otra de las sedes mundialistas, que en vez de tener cuatro partidos en el Estadio das Dunas durante la primera fase, como estaba previsto, pasaría a tener ocho.

La FIFA está viendo cómo afectaría tal decisión a la organización de los equipos afectados y a sus respectivas aficiones. Natal está al norte de Brasil, casi en el otro extremo de Curitiba, y el cambio sería incómodo para los equipos que debían jugar en Curitiba, entre ellos España. Los cuatro partidos que se moverían son Irán-Nigeria, Honduras-Ecuador, Australia-España y Argelia-Rusia. El martes se sabrá.