SPORTING 1 - PONFERRADINA 1
El orden berciano desequilibra al Sporting en su propia casa
La Ponferradina se defendió bien del acoso ofensivo de los rojiblancos tras la expulsión de Yuri. Scepovic logró el empate en el tramo final.
La Ponferradina de Claudio se le sigue atragantando al Sporting de Sandoval. El equipo berciano aprovechó un despiste defensivo de la zaga local para abrir el marcador y luego soportó una ofensiva de los rojiblancos con pocas ideas y muchos desgaste.
Aunque el Sporting puso una mayor intensidad en el fútbol de ataque, fue la Ponferradina el equipo que dio primero. Un despiste posicional de Mandi lo aprovechó Yuri, cuyo disparo rechazó Cuéllar, quien ni pudo evitar el remate final de Acorán, quien se anticipó a Luis Hernández. Tras el tanto, el control fue casi total de los rojiblancos, ante un rival muy ordenado. El equipo de Sandoval dominaba, pero sin remate.
El segundo tiempo fue más intenso, sobre todo tras la expulsión de Yuri, en el inicio del segundo tiempo. El partido se convirtió en un monólogo, para jugarse prácticamente en el terreno visitante. Sandoval reforzó el ataque con la presencia de Lekic y luego metió a un tercer delantero, pero Guerrero estuvo siempre fuera de sitio. Este estilo, de centrar muchos balones, favoreció a la zaga visitante, más ordenada y bien posicionada. Los gijoneses entraban al remate con demasiado ímpetu y casi siempre en falta, lo que le restaba opciones para encauzar el partido.
A siete minutos del final, en un barullo, Scepovic logró la igualada, después de que Nacho Cases lanzase un trallazo a la cruceta izquierda de Santamaría. La última fase de fue de mucha presión, con demasiadas prisas en los gijoneses. Los bercianos trataban de perder tiempo y alejar el balón de su zona, con un dominio total del juego aéreo. En este aspecto, el potencial de los locales no tuvo éxito.
El Sporting hizo más méritos para ganar, porque buscó el triunfo, mientras que la Ponferradina se fijó como objetivo aguantar la renta del gol de Acorán. La clave fue el orden y la disciplina táctica. En ese aspecto, el conjunto berciano fue mejor. El Sporting se estrelló una y otra vez a un frontón, en el que Alberto Aguilar parecía tener un imán para los despejes.